miércoles, 1 de febrero de 2012

Violencia con complicidad policial contra travestis en José León Suárez.


DENUNCIA




(AW) Organizaciones sociales presentaron una denuncia en el Instituto Nacional Contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) una denuncia situación por la cual atraviesan las travestis que ejercen la prostitución en José León Suarez. La violencia ejercidas contra ellas por clientes, policía y "regentes" es moneda corriente. La policía, cómplice como siempre, pide coimas o sexo gratis. Publicamos denuncia del INADI y artículo difundido por http://www.norteenlinea.com.ar.


ViolenciaContraTravestis

30 de enero de 2012

INADI Buenos Aires preocupado por situación de travestis en José León Suarez.

La Delegación Provincia de Buenos Aires del Instituto Nacional Contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) tomó conocimiento de las denuncias efectuadas por organizaciones de la diversidad acerca de la situación por la cual atraviesan chicas travestis que ejercen la prostitución en José León Suarez y quienes sostienen que son amenazadas, cortadas y baleadas ante la pasividad de los efectivos policiales del destacamento de la la comisaría 4ta de dicha localidad.
El INADI bonaerense abrió un expediente de oficio y pidió reunirse de manera urgente con las autoridades de dicha comisaría y del municipio de San Martín para interiorizarse de la situación.

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30 de enero de 2012.-
Preocupación por el estado de las travestis ejerciendo la prostitución en José León Suárez


Permanecen en la calle, durante largas horas, de noche y con graves lesiones. En algunos puntos son vigiladas y amenazadas por regentes, que les facilitan los accesos para conseguir clientes para prostituirse. La policía, que se encuentra a metros de los principales puntos de encuentro, es cómplice de la violencia.
Sábado a la noche. Cientos de jóvenes se movilizan en micros para ir a bailar, tomar algo o simplemente juntarse dentro del distrito de San Martín. Sin embargo, la realidad es otra para montones de chicas travestis que, gracias a décadas de olvido y de políticas de exclusión, recurren a la más obscena prostitución para poder apenas sobrevivir.
El movimiento LGBT, en su primera jornada de inclusión que realizó el sábado pasado, las encontró en pésimo estado. La mayoría trabaja alcoholizada y drogada, para poder enfrentar la dura realidad que las obliga a trabajar indignamente para tener algo que comer. Es normal verlas atemorizadas y con cierto resquemor a hablar, fruto del miedo y la desesperación que convive con ellas.
Alrededor de las 2 de la mañana, un pequeño grupo se acercó a hablar con una en particular, que se paraba sobre Av. Márquez, con el objeto de poder entregarle una bolsa de preservativos y pequeños folletos informativos. La idea era poder hablar con ella acerca de su derecho a, primero, mantener sexo seguro, obligando al cliente a ponerse un profiláctico, y su facultad a, segundo, tener un trabajo digno, para abandonar la calle y pensar en un futuro.
La travesti habló como pudo. Mostró sus heridas, decenas de balazos en las piernas mal curados, que exhibía vergonzosa y a la vez sin darse cuenta. En los pies y en las manos, en ese preciso momento, había sangre fresca, de lastimaduras que recientemente se había hecho. Mientras el grupo intentaba comentarle la situación, ella negaba que fuera sangre. Pero lo era y estaba ahí, por culpa quizás de que muchas travestis se ven obligadas a tirarse de los autos en movimiento cuando ejercen demasiada violencia sobre ellas, cuando no les quieren pagar por sus servicios o, simplemente, cuando son metidas en los autos por pura maldad y transfobia. Son muchos los casos en que desde los camiones, los micros y caminando, grupos de jóvenes les arrojan piedras por diversión o también son frecuentes las caídas suyas propias, ya que el alcohol y las drogas les hacen perder el equilibrio.
Una de las situaciones más aberrantes que se viven todas las noches en la zona aledañas a Ruta 8 y Av. Márquez es la total indiferencia y complicidad policial que vive el colectivo travesti transexual. A tan solo unos 20 metros de una de las paradas más concurridas por las chicas existe un destacamento policial de la comisaría 4ta de José León Suárez, que, aunque abierto y con las luces prendidas, no contaba con ningún oficial a la vista. Aquellos que supuestamente deben velar por nuestras vidas y la seguridad íntegra de cientos de chicas travestis miran para otro lado. Incluso muchas de ellas cuentan que la policía les pide coima o sexo para poder ejercer la prostitución, y aun así, las que se rehúsan a dar el poco dinero que juntan, pueden terminar en calabozos junto a detenidos por crímenes penales, o sea, junto a delincuentes violadores, asesinos y ladrones.
En esta parada, vecina a la policía, fue donde el movimiento LGBT se encontró con el rechazo de algunas de las chicas, producto del miedo con el que están. En la recorrida previa a acercarse, el grupo activista notó que tres chicas travestis que se encontraban parando aquí estaban acompañadas de un masculino, que se prevé es el hombre que las regentea. Es común que muchas chicas travestis actúen bajo esta modalidad, presas de las amenazas, de manera tal que la violencia se acentúa y el dinero baja. Al momento de aproximarse, una de las chicas alertó al grupo de militantes y salió corriendo hacia la parte trasera de la parada, donde funciona un depósito de containers, presumiblemente a avisar de la presencia del grupo a los regentes.
Desde el movimiento LGBT de San Martín, este grupo comunicó a las travestis que desde el Municipio hay un cambio de paradigma, que nos permite poder pensar en términos de inclusión e integración del colectivo trans a la vida sanmartinense, y que ese compromiso lo asumen todos los que son parte del movimiento. Durante años, y todavía hoy se mantiene, la política de prevención del VIH/SIDA y de protección ante la prostitución involuntaria ha sido casi nula. Si bien existe un centro de participación y gestión de ITS en pleno centro de San Martín, los programas y actividades que se realizan están destinados más que nada al después y no al antes, además de ubicar su plan de acción en el centro de San Martín y en las cárceles, pero no en la periferia, donde cientos de chicas travestis sobreviven con muy poco dinero al mes ejerciendo la prostitución.
Mientras los políticos, elegidos por el pueblo, discuten en los medios y se preparan para enfrentar cambios de gestión, el 80% de las travestis y transexuales tiene una esperanza de vida de 35 años, y un alto porcentaje de éstas está infectado con VIH. Políticas de integración laboral y de asistencia a la prostitución y a las enfermedades de transmisión sexual son necesarias cuanto antes.

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