La promoción de la homosexualidad en las escuelas. “Se trata de una campaña implacable y despiadada promovida por el lobby de los derechos homosexuales, para destruir el concepto mismo de conducta sexual normal”
Proyecto cultural preciso y sistemático del lobby homosexual
Acción Familia de Chile dio a conocer el artículo de la página italiana Cultura Católica, basado en una columna de la periodista inglesa Melanie Phillips, Yes, gays have often been the victims of prejudice. But they now risk becoming the new McCarthyites, publicada el 24-01-11.
A la publicación de la columna le siguieron las amenazas del lobby gay contra Phillps, de las que dieron cuenta los medios.Melanie Phillips es judía y adhiere al partido conservador inglés.
Recomendamos la lectura también del artículo original.
Caza de brujas del lobby homosexual, (www.culturacattolica.it)
¿Qué relación existe entre la homosexualidad y las matemáticas, la geografía o las ciencias? Esta pregunta se la haceMelanie Phillips, periodista británica, en un artículo en el Daily Mail del 24 de enero de 2011. El título de ese artículo es muy elocuente en sí: es cierto que los homosexuales suelen ser víctimas de prejuicios, pero ahora podrían instaurar un nuevomacartismo (1).
Los estudiantes británicos son bombardeados a diario con referencias explícitas a la homosexualidad en las clases de matemáticas, ciencias y geografía, gracias a una iniciativa patrocinada por el Gobierno, e introducida por la agenda homosexual en los programas escolares.
En geografía, por ejemplo, a los estudiantes se les anima a considerar cuáles son los motivos por los cuales los homosexuales se trasladan del campo a la ciudad, y a estudiar algunos fenómenos sociológicos particulares, como el que llevó a la transformación del distrito Castro de San Francisco, suburbio de clase trabajadora irlandesa de los años 60, en el primer “barrio homosexual” del mundo.
En matemáticas, los estudiantes también aprenderán a tener en cuenta, en los cálculos de estadística, el número de homosexuales en la población. Debido a que la iniciativa también incluye la escuela primaria (de los cuatro años de edad en adelante), para los más pequeños se utilizarán personajes homosexuales en los problemas matemáticos.
En cuanto a la ciencia, se estudiarán los supuestos fenómenos de la homosexualidad en la naturaleza, con énfasis en los “pingüinos emperador” y los “caballitos de mar” (hipocampo), y deberán fomentarse los debates en clase sobre las diferentes estructuras de parejas en el mundo animal, incluyendo las parejas del mismo sexo. Para los niños pequeños, introducirán lecturas apropiadas sobre el tema, en particular mediante la promoción de libros como “And Tango Makes Three”, la historia de dos pingüinos homosexuales que crían a un cachorro.
Durante las clases de diseño y técnica, a los estudiantes se les animará a crear símbolos del movimiento por los derechos homosexuales.
Los profesores de inglés deberán promover una adecuada comprensión del “vocabulario LGBT”, el lenguaje del mundo de las lesbianas, homosexuales, bisexuales y transexuales, y también deberán incluir personajes homosexuales cuando los estudiantes monten una obra teatral.
Melanie Phillips toma en serio los riesgos derivados de esta iniciativa extraña, y afirma que “no es para reírse” (“this homosexual curriculum is no laughing matter”).
“A pesar de que pueda parecer absurdo”, precisa la periodista, “esta iniciativa representa el último intento para realizar un lavado de cerebro a los niños a través de una propaganda disfrazada de educación”. Y el análisis más profundo revela que estamos frente a “un verdadero abuso de menores”. “Se trata”, dice Phillips, “de una campaña implacable y despiadada promovida por el lobby de los derechos homosexuales, para destruir el concepto mismo de conducta sexual normal”.
Proyecto cultural preciso y sistemático del lobby homosexual
Existe, en realidad, un proyecto cultural preciso y sistemático por parte del lobby homosexual, cuyo objetivo declarado es penetrar profundamente en la mentalidad de la gente. Esto se ve claramente en la entrevista concedida recientemente al diarioThe Sun por Phil Collinson, el productor de televisión homosexual de la más famosa telenovela británica, “Coronation Street”. Collinson declaró en términos inequívocos en la entrevista, que la intención precisa es utilizar la serie de televisión como “una plataforma para impulsar los temas homosexuales”. En la trama de la telenovela también se incluyen con absoluta normalidad parejas homosexuales y otros personajes homosexuales, como el de una joven cristiana que participa en una relación lesbiana, con el fin de demostrar que no existe incompatibilidad entre la fe y la homosexualidad.
Otros comentarios interesantes del Sr. Collinson en su entrevista: “Lo que se emite en la noche del lunes, se convierte en objeto de debate al día siguiente entre la gente común, en el bar, en el club o en el lugar de trabajo”. “De esta manera”, afirma el productor, “se puede cambiar realmente la mentalidad de la gente, adaptándola a la sensibilidad homosexual”.
En este proyecto de penetración cultural lento, la escuela británica, conquistada por el lobby homosexual, se ha convertido en una casamata de Gramsci.
Como Phillips señala en su artículo para el Daily Mail, no hace mucho se libró una épica batalla política sobre la conveniencia de inculcar a los estudiantes la idea de que la conducta homosexual era absolutamente normal. La batalla sobre el artículo 28, como se la llamó, terminó con la derogación de la prohibición de la promoción de la homosexualidad en las escuelas. Hoy en día, esa promoción se hace a través de los materiales de orientación de la enseñanza. Parece, por tanto, confirmarse la validez de un viejo adagio: lo que antes estaba prohibido, primeramente se tolera, y luego se convierte en obligatorio. El punto es que, de acuerdo con Melanie Phillips, “los valores morales que antes se consideraban pilares de la sociedad británica, ahora se consideran impresentables“, y así “la actitud de comprensión y simpatía para una pequeña minoría sexual, a veces víctima de abusos de discriminación, se ha convertido ahora en una especie de fanatismo al revés”, para el cual “expresar conceptos que ayer eran las normas morales comunes, hoy es probable que sea no sólo socialmente inaceptable, sino que también esté prohibido por la ley”.
De hecho, producen alarma algunos episodios, cada vez más frecuentes, de intolerancia, especialmente contra los cristianos, a quienes se niega el derecho a expresar su rechazo a lo que creen que es un pecado, una forma grave de desorden moral, y un acto contra la naturaleza. Así, bajo el pretexto de la lucha contra la homofobia, y gracias al brazo armado de la ley, los cristianos corren el riesgo de llegar a ser objeto de una campaña de discriminación real.
No podía ser más apropiada la comparación propuesta por Phillips al final de su artículo: “Hay que tener cuidado con el potentísimo lobby homosexual” (“all-powerful homosexual rights lobby”), porque se corre el riesgo de convertir a los homosexuales de víctimas de los prejuicios, en fanáticos de un nuevo macartismo británico”.
(1) Macarthismo (mccarthismo, maccarthismo o macartismo) es un término que se origina en la historia de Estados Unidos entre 1950 y 1956, período durante el cual el senador Joseph McCarthy desencadenó un amplio proceso de delaciones, denuncias infundadas, interrogatorios, investigaciones irregulares y listas negras contra personas sospechosas de ser comunistas. Los sectores que se opusieron a esos métodos de McCarthy los calificaron de “caza de brujas”.
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