*NORUEGA*
*DOBLE MATANZA EN NORUEGA*
*El ultra noruego buscaba golpear al marxismo y
al Islam*
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Noruega y toda Europa siguen estupefactas ante
la doble masacre de Oslo y Utoya, y más aún al
conocer que ha podido ser cometida por una sola
persona: un joven de 32 años, ultraderechista y
fundamentalista católico, que está detenido.
Anoche se supo que horas antes había anunciado
sus planes por internet. En Utoya se hallaron
también explosivos sin detonar. La Policía
sopesa que puede haber más fallecidos en el agua
o bajo los escombros de Oslo.
El epicentro del horror tiene un nombre: la isla
de Utoya. Y también una cara: la de Anders
Behring Breivik, 32 años, autodefinido como
islamófobo. Una para- doja remarcable si se
recuerda que en el primer momento del doble
atentado, en la tarde del viernes, se
privilegiaba la tesis de que los autores eran
grupos islamistas.
Aunque la investigación se lleva a cabo en total
secreto, tanto de los testimonios recogidos en
la isla como de las hipótesis policiales se
desprende la probabilidad de que Breivik actuara
solo, lo que aumenta el estupor general por el
tamaño de la matanza causada. Sólo contradirían
esta tesis algunos relatos de jóvenes que citan
haber oído disparos desde dos direcciones
diferentes, pero sin demasiada convicción al
parecer.
Esta tesis se apuntaló anoche al trascender que
Breivik colgó horas antes un manifiesto de doce
minutos de duración en Youtube en el que
describía los ataques que iba a perpetrar, según
informaron fuentes policiales a la cadena TV2.
En el vídeo Breivik -bajo el nombre de usuario
'BerwickAndrew'- se compara con los caballeros
templarios y anima a sus seguidores a participar
en una guerra contra el marxismo y el Islam.En
el minuto 12, aparece armado con un rifle
automático, vestido con un traje de neopreno y
con un parche en el brazo en el que pone
«cazador de marxistas».
De igual modo, el joven ultra habría publicado
en diferentes foros un panfleto de 1.500 páginas
de longitud en el que describe con minuciosidad
sus planes para atentar contra el Gobierno noruego.
La isla de Ut0ya, a 40 kilómetros de la capital
noruega, se convirtió en el principal exponente
de lo que el primer ministro, Jens Stoltenberg,
califica de «peor tragedia desde la Segunda
Guerra Mundial»
Ahí irrumpió armado el viernes sobre las 17.30
el presunto agresor, y allí provocó al menos 85
víctimas mortales.Se sospecha que, tras activar
el artefacto de Oslo, se desplazó a la idílica
isla donde 560 personas participaban en un
campamento de las juventudes socialdemócratas
-el partido de Stoltenberg-, con uniforme
policial y armado con armas semiautomáticas.
Hora y media de tiroteo
Debido a las peculiares condiciones geográficas
y al anterior estallido del coche-bomba ante los
edificios gubernamentales de Oslo, la Policía
noruega necesitó cerca de media hora para llegar
al lugar tras haber recibido el primer aviso.
Algunos de los jóvenes que participaban en el
campamento del partido socialdemócrata dieron la
alarma a través de métodos como mensajes de twitter.
Tras los disparos, muchos de ellos trataron de
huir de la isla a nado, por lo que ayer se
buscaban cadáveres también en el mar. Además, la
llegada de la Policía motivó nuevas escenas de
pánico, dado que también el atacante había
actuado vestido con ese uniforme.
La Policía considera que la matanza había sido
minuciosamente preparada. Se prolongó durante
cerca de hora y media en total, en la que
aparentemente Breivik actuó con total sangre
fría y sin parar.
Según se ha sabido a través de los relatos de
los jóvenes supervivientes, muchos de ellos
todavía en estado de shock, el autor de la
matanza les reunió en tono tranquilo afirmando
que iba a darles detalles sobre lo que estaba
ocurriendo en Oslo, ya que a la isla ya había
llegado noticia sobre la explosión del
coche-bomba. Lógicamente, el hecho de que fuera
vestido de policía hizo que nadie sospechara de
sus intenciones reales. Cuando decenas de ellos
ya estaban ante él, empezó a disparar.
El pánico hizo que los jóvenes se refugiaran
entre los árboles y las rocas de la zona, o bien
que saltaran directamente al mar. Según uno de
los heridos, el hombre siguió tirando contra
quienes nadaban: «La gente moría en el agua. Yo
me tenía que proteger detrás de ellos, rezando
para que no me viera. En medio del tiroteo, una
bala me alcanzó la espalda», narró.
Algunas fuentes afirman que habría todavía unos
20 jóvenes sin aparecer en el campamento, por lo
que si se confirman los peores presagios la
matanza podría haberse costado más de cien
vidas. Sin embargo, la Policía rebaja la cifra
de desaparecidos hasta «cuatro o cinco».
Pese a la opacidad de la investigación, un
portavoz de la Policía noruega sí apuntó que
Breivik se rindió sin oponer resis- tencia,
dejando sus armas en el suelo, en el mismo tono
calmado que usó para perpetrar la masacre.
«El atacante ha confesado que se encontraba en
la isla, que tenía acceso a armas y que había
abierto fuego», declaró el jefe policial en
funciones, Sveinung Sponheim. Breivik, apuntó,
está siendo interrogado en la comisaría de
Policía de Oslo. Según las leyes de aquel país,
disponen de tres días para los interrogatorios,
antes de ponerlo a disposición judicial.
¿Más bombas en Oslo?
El ataque en la isla se produjo dos horas
después del de la capital, cuando en los medios
noruegos se sucedían las imágenes de escenas de
caos en Oslo, con personas heridas tendidas en
las aceras y ciudadanos ensangrentados entre
ambulancias y equipos sanitarios.
La potente detonación había causado graves
destrozos en cuatro edificios gubernamentales y
otros inmuebles vecinos, y la policía procedía a
evacuar la estación central de ferrocarril,
centros comerciales y redacciones de los
principales medios del país.
Tras saltar la noticia del tiroteo, las
informaciones sobre ambos atentados se solaparon
durante horas. Si inicialmente toda la atención
se centró en la capital, de la que llegaban
imágenes de edificios destrozados y ciudadanos
heridos, con las horas se trasladó a la isla,
donde finalmente, ya de madrugada, se confirmó
la matanza de dimensiones catastróficas.
El mismo portavoz policial que dio detalles de
la detención de Anders Behring Breivik invitó a
no descartar que haya más explosivos todavía en
Oslo que no han estallado, al igual que los
hallados ya en la isla, sobre los que no hay más
detalles por ahora.
Y junto a ello, se apunta con bastante certeza
que la cifra de víctimas mortales por la
deflagración de la capital puede aumentar en la
medida en que se vayan retirando los escombros
provocados en varios edificios de la zona.
Tampoco hay datos oficiales por ahora sobre el
explosivo y su cantidad, pero el estallido fue
devastador.
Abono químico y armas
El presunto agresor había comprado desde la
primavera pasada hasta seis toneladas de abono
químico, como explicó a medios noruegos la
portavoz de un mayorista de estos productos, con
los que podría haber preparado la bomba de Oslo.
No levantó sospechas, añadió esa fuentes, puesto
que constaba como distribuidor de productos
agrícolas. También se sabe que era aficionado a
la caza, lo que le habría permitido el acceso a
las armas de fuego que utilizó luego en Utoya.
Además de los muertos, se sabe que unas 30
personas permanecen hospitalizadas en estado
grave en centros sanitarios de Oslo por la doble
masacre, según informó el diario ``Aftenposten''.
El director del hospital de Oslo, Pal Aksel
Naess, explicó que hay 30 heridos graves, de los
cuales 20 están muy graves y que otras 35
personas habían sido atendidas por heridas de
menor gravedad.
Stoltenberg, firme
El primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, se
vio afectado no sólo políticamente sino también
personalmente por la matanza, dado que conocía a
algunos de los jóvenes abatidos, por ser
miembros de su partido. En una comparecencia
hecha tras visitar a algunos heridos, confió en
que el doble atentado no afecte «al carácter
abierto y democrático» del país nórdico.
«Espero que podamos mantener Noruega como es,
abierta y democrática», aseguró Stoltenberg al
ser preguntado sobre las consecuencias que
podría tener en la población la «mayor tragedia
nacional desde la II Guerra Mundial».
«Noruega es un país donde los políticos tienen
una relación cercana con la gente, donde los
jóvenes son políticamente activos sin tener
miedo. Voy a hacer todo lo que pueda para
mantener esto así», agregó.
A continuación, abogó por dejar trabajar a las
fuerzas de seguridad, en las que tiene «total
confianza».
Mandatarios de todo el mundo expresaron su
solidaridad con la población noruega; entre
ellos estaba el secretario general de la ONU,
Ban-Ki Moon; Barack Obama, presidente de Estados
Unidos; Dimitri Medvedev, presidente de Rusia; o
Herman Van Rompuy, presidente del Consejo
Europeo. Se les unieron gobiernos árabes y
latinoamericanos.
El estupor por la matanza y su localización se
palpó en reacciones como la de José Manuel Durao
Barroso, presidente de la Comisión Europea, que
indicó que un ataque así no es algo que uno
espera ver en una nación a la que se asocia «con
la paz tanto en el propio país como por sus
esfuerzos por lograr acuerdos de paz en el
extranjero».
La ultraderecha noruega, un partido antiislámico
que ya es segunda fuerza
Las primeras sospechas tras el doble atentado de
Oslo apuntaron a los grupos yihadistas. Antes de
que se conociese la identidad del primer
detenido, buena parte de los medios de
comunicación occidentales ya tenían elaborados
los informes que culpaban a organizaciones
islámicas y señalaban a la publicación de las
caricaturas de Mahoma, en el año 2005, como base
argumental para los ataques. Sin embargo, el
arresto de Anders Behring Breivik como principal
sospechoso ha puesto en evidencia que las bombas
y el tiroteo están más cerca del atentado de
Oklahoma, perpetrado por ultraderechistas el 19
de abril de 1995, que del 11-S. No se puede
obviar que las ideas islamófobas y conservadoras
han cobrado fuerza durante los últimos años en
toda Escandinavia. También en Noruega, donde el
Partido del Progreso (FrP en sus siglas en
noruego) representa ese discurso que mezcla
antiinmigración, valores conservadores y
liberalismo económico.
«Esto me entristece todavía más después de saber
que esta persona fue miembro de nuestro
partido», declaró ayer. a través de un
comunicado, Siv Jensen, la presidenta del
Partido del Progreso, tras reconocer que el
detenido fue miembro de su formación entre 1999
y 2006. La lista ultraderechista es,, desde las
elecciones de 2009, la segunda fuerza en el
parlamento, con 41 escaños y el 23% del
porcentaje total de votos. El FrP ha
experimentado un ascenso imparable desde los
años 80, pasando de ser un grupo prácticamente
marginal con apenas 4 escaños hasta convertirse
en la gran referencia derechista, desbancando al
Partido Conservador (30 escaños) y haciendo
desaparecer al resto de partidos ultras.
Paradójicamente, en un país con una fuerte
tradición de asilo como es Noruega, un mensaje
como el de Jensen, centrado en la crítica contra
los inmigrantes (especialmente los musulmanes),
ha encontrado un progresivo respaldo entre los
votantes. Un ejemplo de este discurso se
encuentra en sus campañas electorales, donde se
muestran imágenes de personas con rasgos árabes
armados con pistolas o cuchillos. A. PRADILLA
Noruega, escenario de dolor y confusión
Oslo fue ayer escenario de una tremenda
explosión que destrozó el complejo gubernativo,
algunos edificios ministeriales y las sedes de
varios medios de comunicación, y que conmocionó
a la sociedad noruega y al conjunto de Europa.
Poco después, el tiroteo ocurrido en un
campamento de las juventudes del Partido
Laborista incrementaba la tragedia. Se daba por
seguro que al menos diecisiete personas han
perdido la vida. Junto a la sorpresa y el dolor,
llegó la confusión, ya que en apenas unas horas
se comenzaron a difundir a través de la prensa
noruega y los medios internacionales distintas
versiones sobre las pistas que «privilegiaban»
los encargados de la investigación. El único
dato oficial que ofreció el ministro de Justicia
e Interior es que la persona arrestada -la única
hasta ese momento- en relación a estos hechos es
de nacionalidad noruega.
Pese a la prudencia oficial, desde el primer
momento fuentes «oficiosas» y muchos analistas
internacionales privilegiaron la «pista
islamista», recordando que Noruega forma parte
del contingente que la OTAN mantiene en
Afganistán, por lo que el escenario bélico que
se vive en esa región asiática habría vuelto a
hacerse presente de forma virulenta en Europa.
Pero también hubo quien puso de relieve que el
objetivo de ambas acciones podría ser el propio
Partido Laborista, que se encuentra al frente
del Gobierno y cuyo secretario general Jens
Stoltenberg es primer ministro desde 2005.
Con el paso de las horas se despejarán esas
dudas, pero sobre la sociedad noruega pesará por
mucho tiempo el trágico resultado del doble
atentado de ayer. Si los países escandinavos han
ofrecido en las últimas décadas una imagen de
convivencia ciudadana digna de ser imitada,
también existen en su seno fuerzas que abogan
por instalar un sistema «securatista», en el que
el orden policial se imponga sobre la libertad
de elección personal en todos los órdenes de la
vida.
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