domingo, 10 de julio de 2011

Traficantes colombianos han convertido a Argentina no solo en una importante ruta de cocaína hacia Europa, sino en lugar de refugio, lavado e inversión.


FALOPA



Con el arresto hace unos días en el aeropuerto de Ezeiza, de Buenos Aires, de un colombiano que, según las autoridades, habría perfeccionado la técnica de los submarinos para exportar droga, viene a confirmarse que los narcos nacionales llegaron a Argentina para instalarse y traficar a lo grande. Varios de ellos han sido detectados en Puerto Madero, el barrio de negocios de moda en esa capital.

El más reciente personaje se llama Ignacio Álvarez Meyendorff, detenido el 24 de abril en Ezeiza, cuando llegaba de Tahití. El hombre, de 50 años, estaba bajo la mira de la Unidad de Investigación de Lavado de Dinero, entre otros, por un depósito en efectivo de 700.000 dólares en la sucursal Montes de Oca del Banco Río. Fue arrestado por pedido de la fiscal Bonnie Klapper, de Nueva York, acusado de enviar grandes cantidades de droga desde Colombia a Centroamérica, México y Estados Unidos. Según Miguel Robles, subsecretario de Delitos Complejos del Ministerio de Seguridad de Argentina, "tendría a cargo la logística de los submarinos y perfeccionó ese sistema". Había entrado y salido decenas de veces de la Argentina, donde fundó cuatro empresas.

Meyendorff es el último de una larga lista de colombianos asociados con el sicariato, las barras bravas y los carteles mexicanos, que han encontrado en Argentina un lugar de refugio para traficar, lavar dinero, invertir y divertirse.

Un año antes había sido extraditado otro desde el país del sur. Luis Agustín Caicedo Velandia, 'Don Lucho', fue capturado cuando paseaba por el centro comercial Alto Palermo, con un pasaporte guatemalteco. El entonces director de la Dijín, general Luis Gilberto Ramírez, lo calificó como el jefe de la organización de tráfico más rica en 15 años. Se cree que una vez en manos de la justicia gringa, 'Don Lucho' delató a Álvarez Meyendorff.

En diciembre de 2009, una modelo argentina de 21 años fue detenida cuando embarcaba para Cancún con dos maletas que contenían 55 kilos de cocaína. La joven denunció una red que enviaba 'mulas' argentinas a México, encabezada por 'el Monstruo', un narco mexicano, y su novia, la colombiana Angie Sanclemente Valencia, exreina nacional del Café. Seis meses después, Sanclemente fue detenida en un hotel del barrio Palermo, y enfrenta una condena de hasta 16 años.

En enero pasado, dos hijos del jefe de la Fuerza Aérea Argentina durante el gobierno de Carlos Menem fueron detenidos en España con 994 kilos de cocaína, en un avión privado. La carga pertenecería a la misma organización a la que estarían vinculados Álvarez Meyendorff y Caicedo Velandia. La droga venía de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. Gustavo Carabajal, un periodista de La Nación, uno de los dos grandes diarios argentinos, contó a SEMANA que, para las autoridades bolivianas, allí se concentran los laboratorios para la producción de clorhidrato de cocaína. "Se oye la tonada colombiana hasta en los supermercados", dice. El dueño de la cocaína de los hijos del militar sería Guillermo Giraldo, un colombiano apodado 'Memo'. Según Raúl Kollman, del diario Página 12, otro colombiano involucrado con ellos, John Wilson Vélez, está señalado de ser el proveedor de la cocaína que la exreina del café y su novio enviaban a Cancún.

Uno de los primeros incidentes que encendió las alarmas de las autoridades argentinas fue un asesinato sicarial que sacudió a Argentina el 24 de julio de 2008. Los colombianos Jorge Quinteros Gartner y Héctor Duque Ceballos, alias 'Monoteto', fueron acribillados por dos sicarios en moto en el estacionamiento del centro comercial más importante de Buenos Aires, el Unicenter, del exclusivo sector de Martínez. 'Monoteto' había sido hombre de confianza de 'Macaco', el jefe paramilitar extraditado. Un miembro de las barras bravas del Boca Juniors fue acusado del asesinato.

En febrero de 2009, dos colombianos más, Jorge González Ramírez y su cuñado, Juan Sebastián Galvis, fueron atacados por dos sicarios en moto en San Fernando, en el norte de Buenos Aires, cuando compraban un yate de medio millón de dólares. Galvis murió y de González, que se salvó, no se ha vuelto a saber.

Varios de estos colombianos han escogido para instalarse a Puerto Madero, el moderno barrio de negocios de Buenos Aires preferido por estrellas de la televisión, ministros y empresarios. Álvarez Meyendorff vivió en un piso en la calle Vera Peñaloza 450, por el cual pagaba 2.200 dólares mensuales. El dueño de un quiosco le dijo a SEMANA que lo conocía, aunque hacía tiempo que ya no vivía allí, y que muchos colombianos, mexicanos y venezolanos habitan la zona. González Ramírez alquiló en agosto de 2008 un apartamento, por el que pagaba 5.000 dólares mensuales, en el piso 37 de la torre Parque del complejo Le Parc. Los dos colombianos asesinados en Unicenter también tenían un apartamento en Puerto Madero.

Por lo visto, los narcos colombianos están sólidamente instalados. "Argentina se está constituyendo en un punto estratégico claro del narcotráfico. Además de los casos más conocidos, hay otros tantos", dijo a SEMANA Mariano Borinsky, jefe de la Unidad Fiscal de Investigación de Delitos Tributarios y Contrabando. Argentina decomisó 12 toneladas de cocaína en 2010 y se calcula que desde allí se enviaron otras 70 a Europa, según un reciente informe de Estados Unidos. El Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), organismo que controla el lavado de dinero, presentó un crítico informe sobre Argentina.

En 2009, un alto funcionario de seguridad de la provincia de Buenos Aires le dijo al periodista Gustavo Carabajal: "Si yo fuera tu jefe, te enviaría a Colombia a tomar un curso acelerado sobre carteles narcotraficantes, porque los nombres que aparecen allá como jefes se repetirán en la Argentina en no más de dos años". Hoy nadie duda de que tenía toda la razón. Los narcos criollos se han vuelto 'che'.
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En la última edición de su revista, ACDE define a la Argentina como un país "de tránsito 'fácil' y de 'bajo riesgo'" y advierte que ya no sólo es productor de cocaína sino también de drogas sintéticas y del "devastador paco", la droga fabricada con el residuo de las cocinas de cocaína: "Somos un país de 'fácil' lavado de dinero pues no respetamos la normativa del GAFI (y) ofrecemos un 'combo' de pobreza, marginalidad, clientelismo, inseguridad e impunidad, atractivo para los narcotraficantes desplazados de otras naciones cuyos cárteles, con su secuela de violencia y fomento del sicariato, ya están presentes en nuestro territorio".

El ex canciller colombiano abrió su exposición con un panorama de cómo enfrentó Colombia este flagelo (ver nota relacionada) para preguntarse luego si lo de su país fue un fenómeno aislado. "Sí y no, dijo. Sí, porque tuvimos la guerrilla ligada al narcotráfico; no, porque hemos visto este fenómeno en muchos otros lugares, porque lo mismo sucede ahora en varios países de América Latina. Colombia logró reducir dramáticamente la superficie cultivada. Ya no somos los primeros productores de droga. Eso da cierta tranquilidad, pero angustia México, porque lo que pasa allí lo vivimos nosotros hace 20 años".

Bermúdez también citó los reportes de la ONU que "indican presencia de laboratorios de droga en Argentina, Chile, Venezuela y Ecuador" y que muestran un gran incremento de la producción en Perú y Bolivia. Señaló que los índices de criminalidad vinculados al delito de la droga que hoy registran El Salvador, Honduras y Guatemala son los de Colombia hace 20 años: 68 muertos por cada 100 mil habitantes.

"El consumo, dijo, muestra índices alarmantes en Argentina, Venezuela y Chile que llegan a niveles análogos a los de Estados Unidos; y sabemos el impacto que tiene esto en materia de crimen".

En lo que concierne a cómo enfrentar el flagelo, Bermúdez aseguró que, aunque es cierto que hay oferta porque hay demanda, "es una falacia pretender responsabilizar a los que consumen" y que "la única forma de avanzar de modo contundente contra el narcotráfico es con una política integral que ataque el lavado de activos, el tráfico de armas y el comercio de precursores, con una legislación local e internacional; se debe atacar toda la cadena".
Descontrol argentino

También el juez De la Cárcova insistió en la necesidad de reconocer el problema: "Es mejor estar preocupados que hacer como el avestruz". Y recordó que en Argentina "la radarización se debate hace años", sin resultados. "En Argentina se ha tapado el problema y hasta los padres prefieren no saber el peligro al cual están expuestos sus hijos".

Como ejemplo de lo que llamó "el descontrol argentino" dijo que en 15 días en un solo juzgado de Buenos Aires se destruyeron 4.500 kilos de cocaína y que "no hay ninguna condena por lavado de dinero". "Argentina está en riesgo institucional", alertó.

"Tenemos empresas de exportación de cocaína, tenemos efedrina, precursor de drogas sintéticas como el éxtasis, porque como México prohíbe su exportación, las mafias mexicanas se instalan aquí para producirla". Pero falta una "política de Estado argentina y regional".

También Bermúdez habló de la necesidad de coordinar regionalmente. "Si hablamos de crimen transnacional, no podemos quedarnos en viejos modelos de soberanía. Tradicionalmente, ningún país permite presencia militar, de personal de inteligencia extranjero en su territorio. Pero eso está cambiando: España, por ejemplo, pudo avanzar en su lucha contra ETA cuando Francia se comprometió en ese combate. Hoy la policía española puede entrar a territorio francés para perseguir a los terroristas. En Latinoamérica tenemos todavía un concepto decimonónico de soberanía".

"Evidentemente, retomó De la Cárcova, el Plan Colombia ha logrado revertir este flagelo allá pero cuando se tiene cucarachas en la cocina y se echa veneno éstas se desplazan hacia el baño", en referencia a la extensión de los cárteles por toda América Latina.

Aseguró que "hace años" que desea ver a la presidente (Cristina Kirchner) para "contarle cómo se están instalando en Argentina estas mafias, con sus sicarios".

Tanto Bermúdez como De la Cárcova coincidieron en que la despenalización de la droga para consumo personal, aunque pueda tener cierta validez en términos conceptuales, tuvo graves consecuencias en la realidad. En Argentina implicó un fuerte crecimiento del consumo de marihuana -"toda la que se produce en Paraguay", según el especialista argentino- y en Colombia, la multiplicación de redes de distribución al menudeo, difíciles de reprimir por la policía.

Consultado sobre el papel que podían jugar los empresarios, Bermúdez dijo que era importante su compromiso en la lucha contra este negocio ilícito porque en su país ese sector había tenido inicialmente "una enorme responsabilidad en la mimetización del narco en la sociedad, ya que debido a la alta rentabilidad, se descuidaba el interrogante sobre el origen de los fondos" que ese negocio ilícito iba infiltrando en empresas legales (ver nota relacionada).


Según Bermúdez "es inquietante que algunos políticos sugieran negociar con el narco en México" porque es síntoma de que el Estado se siente virtualmente incapaz de combatirlo. "Cuando la sociedad percibe que no es capaz de combatir el crimen, dijo, quiere negociar, suponiendo buena fe del otro lado, pero si Colombia hubiese aceptado negociar eso, habría implicado el sometimiento del Estado, por eso el liderazgo es fundamental en este combate; se necesita temple político y compromiso social".

Finalmente, el ex canciller de Colombia resumió a pedido de la audiencia lo que a su juicio fueron las tres claves de la estrategia de su país en la materia: 1) El liderazgo político, porque "sin un Ejecutivo comprometido, los demás estamentos no se comprometen; alguien tiene que asumir el costo, el esfuerzo, la responsabilidad"; 2) la legislación y capacitación del instrumento judicial y 3) la policía: "Colombia vio infiltrar a su policía en grandes niveles; la jerarquía debe ser una sola y el jefe de Estado conducirla, pero también tuvimos que involucrar al ejército como pasó en México".
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El juez Alejandro Catania, titular del Juzgado Nacional en lo Penal Económico Nº 4, ordenóseis allanamientos en el marco de la investigación por el avión con más de 900 kilogramos de cocaína que fue descubierto en Barcelona, España, la semana pasada.

Los allanamientos fueron realizados en los domicilios particulares de los hermanos Juliá y Gastón Miret, quienes se encontraban dentro de la nave, en una oficina de la empresaMedical Jet SA y en otros dos inmuebles.

El magistrado busca determinar si el cargamento de cocaína que los pilotos intentaron ingresar a España salió desde la Argentina, precisamente desde la Base Aérea de Morón.

Los hermanos Juliá y Gastón Miret siguen detenidos en España. La causa sigue bajo secreto de sumario.

En abril de 2010, un falso camión del Rally Dakar fue embarcado en el puerto de Buenos Aires con destino a España. Cuando llegó a Bilbao, previa escala en África, a bordo del buque República Argentina, la policía española ya lo estaba esperando. ¿El resultado? 814 kilogramos de cocaína. Esa operación puso en alerta a las autoridades españolas que ya estaban apuntando su mirada a Buenos Aires. Siete meses después, en noviembre, una misión de la aduana española llegó aquí para reunirse con miembros de la Aduana y con jueces de primera instancia. El objetivo fue realizar un llamado de atención sobre el creciente tráfico de estupefacientes entre Argentina y España y establecer un “mecanismo de cooperación” para combatir el narcotráfico con mayores herramientas.

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