sábado, 22 de enero de 2011

Carta de un preso politico a otro.

Diego querido, ¿Quien te paga lo sufrido?


Desde que me enteré de tu detención, me comprometí a no descansar nunca hasta tu liberación y reivindicación. Ya van cuatro años de ¡prisión preventiva!, no se puede creer. Preso por haber cumplido ordenes de tus jefes legales y legítimos.

Por el Alcaide (R) Nelson D. Cremades

Pero tal como te dije tantas veces, ésta era una trampa política ideológica, para hacer creer al mundo que en nuestra Argentina, teníamos justicia.

Si no fijate en la condena al señor Prefecto y a los otros que están allí. Una verdadera parodia iniciada con un monumental PREVARICATO de la Corte y acompañado por la sarta de prevaricadores de los TOF que ni siquiera existían al momento de los hechos imputados.

No se restaura la Ley y el orden, violando la Constitución. No se busca la justicia y sólo se conforman con la venganza.

Siguen jugando con las vidas de ustedes y las de sus familias que sufren un castigo inmerecido cual es haber arrancado del hogar al jefe de familia.

La privación ilegítima de la libertad del jefe de familia, acarrea un derrumbe familiar donde los hijos pierden chance, la esposa pierde su sostén y protección.

¿Quién va a pagar lo sufrido por cada familia?

El daño moral ocasionado a cada uno de los integrantes de la casa es enorme y mensurable. También hay daño, cuando tus hijos niños y adolescentes, tenían un proyecto de vida, que se vio truncado o por lo menos desviado.

Cada juez que convalidó la privación de libertad, es un miembro del estado nacional, mismo Estado que deberá pagar las consecuencias que sufren las víctimas inocentes que vieron frustradas sus chances.

¿Quién puede dudar que tus hijos y los de todos los camaradas detenidos políticos, tienen el derecho de reclamar al Estado el daño sufrido?

No cometieron delito alguno, y sin embargo sufren daños morales y materiales, como lo son la ausencia, la guía y presencia del padre, que cualquier psicólogo podrá explicar los efectos dañosos en los niños y adolescentes. Pero hasta sería razonable si su padre, movido por la pasión o la ambición personal hubiera violado la Ley.

No es el caso de ustedes, que todos sabemos, que llevaron adelante ordenes de servicio, emanadas por sus superiores naturales en una situación de guerra determinada por el Estado democrático y continuado por el de Facto contra la guerrilla subversiva y asesina.

Fuimos formados para reprimir el delito y perseguir al delincuente.

Es el delincuente un enemigo, pues se alza contra la Ley del país y por ende un enemigo es un delincuente y si está organizado y con estructura militar, es una fuerza enemiga que cometió delitos como forma de acción para tomar el Poder y que los jueces de ese momento temían encarcelar o eran muertos en atentados.

Si te tocó atacar o defenderte de ese enemigo, tus actos fueron justos y leales a tu país.

Pero aunque yo lo sepa, nada tiene que ver con tu familia, que del orgullo por su padre y esposo, por una jugarreta política, pasaron a ser hoy víctimas del desprestigio y del escarnio.

¿Quién pagará tanto sufrimiento?

Que lo paguen todos y cada uno de los prevaricadores que reinventaron la ley para usarla contra ustedes. Pero será en primera y última instancia el Estado Nacional PEN que te mandó a la guerra y hoy te tiene preso por haber cumplido el mandato.

¿Quién pagará la frustración que implicó tener esperanza en los jueces? Si ya sabíamos que las condenas estaban lavadas y planchadas. Haber pagado abogados, haber tratado de defenderse es una frustración. La banda prevaricadora se organizó para aplicar una cartilla, un modelo, de proceso, de valoración de pruebas y condenas. Dicho de otro modo, un plan sistemático de condenación.

Vos sos varón y bien nacido y te la aguantás, pero tu familia debe ser resarcida cuanto antes por el daño sufrido hasta ahora y el que sobrevenga.

Ya en su momento tendrás tu reivindicación y resarcimiento, pero ahora es el momento de la familia.

Transmitile a los otros muchachos, lo que aquí te digo.

Un abrazo incondicional siempre.

Alcaide (R) Nelson D. Cremades

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