sábado, 28 de enero de 2012

MEDIO SIGLO COMO PUERTO DE TRASBORDO DEL CRIMEN.

PUERTO RICO

por Jesús Dávila 

SAN JUAN, Puerto Rico, 23 de enero de 2012 (NCM) ? A medio siglo de que el mafioso 
Vito Genovese comenzara a usar la vecindad de una instalación naval en Puerto 
Rico para trasbordo de drogas, el país no sólo sirve para el paso de los 
narcóticos sino de armas hacia República Dominicana, Honduras, México y Colombia 
y suficientes municiones como para asesinar toda la población del archipiélago 
de las Antillas. 
El drama se remonta a viejas y dudosas decisiones 
geopolíticas que llevaron a Estados Unidos a promover vínculos con bandas de 
contrabandistas de drogas, armas y otras mercancías desde la invasión de Italia 
en la Segunda Guerra Mundial, sistema que se usaría ante las situaciones 
militares en China, Vietnam, Cuba, Centroamérica, Irán, Afganistán y 
Rusia. 
Las consecuencias son cada vez más impactantes debido a 
que de esta pequeña nación isleña y colonia estadounidense ubicada cerca del 
paso de Anegada, principal puerta marítima transatlántica del Caribe, se han ido 
escapando las alternativas económicas al punto que desde mediados de la década 
de los noventa a noviembre del año pasado ya se habían perdido 369,000 empleos. 
No se ha podido desarrollar un puerto de trasbordo para el comercio marítimo 
como los que operan en Panamá, Bahamas, Jamaica, República Dominicana y hasta 
uno en construcción en Cuba, en tanto que EEUU prohibió que se use de punto de 
trasbordo comercial aéreo mientras dure la Guerra 
Global. 
Ante la situación, se plantea volver a militarizar a 
Puerto Rico con apoyo de los dos partidos pro EEUU, cada uno con su propia 
versión, de manera que en los comicios de noviembre próximo el electorado que 
respalda mayoritariamente esas formaciones políticas podrá escoger entre la 
alternativa anexionista y la autonomista, pero del mismo plan. No se conoce, sin 
embargo, cuál es la posición del Pentágono sobre el problema, que se remonta a 
mediados de los años cincuenta del siglo pasado. 
En 1955 los narcóticos eran un asunto muy marginal en 
Puerto Rico y los asesinatos tan escasos que sus causas no aparecían en los 
informes estadísticos de la Policía nacional. En aquel tiempo, el problema que 
las autoridades policiales analizaban en detalle era el de las causas de los 
accidentes de automóviles y en términos de muertes violentas, se desglosaban las 
causas de los suicidios entre enfermedades, ?disgustos de familia?, celos, 
locura y ?amores contrariados?, entre otras. 
Pero en octubre de ese año se produjo una reunión en 
Nueva York, en la que participaron entre otros el contrabandista puertorriqueño 
Nelson Silva Cantellops y el jefe mafioso Genovese. Según el expediente del caso 
en el Tribunal de Apelaciones del Segundo Circuito de Nueva York, en la reunión 
se discutió que ante la agitación rebelde en Cuba había que buscar otro punto de 
trasbordo para la heroína y se escogió la isla puertorriqueña de Vieques, parte 
del área de maniobras de la Estación Naval de Roosevelt 
Roads. 
Genovese había sido un protegido de las fuerzas armadas 
estadounidenses desde que por recomendación de la Oficina de Inteligencia Naval 
de EEUU y el MI6 británico se había montado la operación conjunta con la Mafia 
en Italia durante la guerra. Además, ya EEUU había usado el esquema del tráfico 
de opio en el apoyo al Kuomintang durante la revolución en China y desde que los 
franceses perdieron Indochina en la batalla de Diem Bien Phu de 1954 estaba 
comenzando el proceso para la entrada de EEUU en la guerra, uno de cuyos efectos 
colaterales fue el auge del narcotráfico del sudeste de Asia con apoyo logístico 
de la Agencia Central de Inteligencia. 
Silva Cantellops llegó a Vieques en septiembre de 1956 y 
pudo sacar, sin mayor dificultad, el cargamento que le entregó un tal ?Pérez? en 
un saco de la Armada. El año siguiente, cuando fue capturado, confesó toda la 
conspiración y aunque eso conllevó que Genovese pasó el resto de sus días en 
prisión junto con algunos de sus pandilleros, no se produjeron arrestos ni 
acusaciones en Puerto Rico, donde aumentaron de 1.600 a 16.000 los casos 
reportados de adictos a drogas entre 1961 y 1970. 
Ese año, EEUU aprobó una nueva ley anti drogas que 
entraría en vigor en 1971 con penas muy severas y Puerto Rico atemperó su 
estatuto con la aprobación de la ?Ley de Sustancias Controladas? copiada de la 
ley federal, a tiempo para la proclamación de la Guerra contra las Drogas del 
presidente Richard Nixon. Al año siguiente, ya había 30.000 adictos en Puerto 
Rico y comenzó la escalada de asesinatos, que a 2011 ya había acumulado 27.000 
muertos. 
En 1977 la Policía nacional comenzó a llevar 
estadísticas sobre los motivos de los asesinatos, facilitados por la presencia 
creciente de armas de fuego, pero debidos mayormente a ?peleas o riñas?, 
?discusiones?, ?viejas rencillas?. No es sino hasta 1979 que comenzó a aparecer 
el móvil ?drogas? y siguió siendo uno muy marginal hasta entrados los años 
noventa, tanto que en un estudio para el Gobierno por Paul Tracy, de la 
Universidad de Northeastern en 1991, se calculó que la tasa de asesinatos del 
doble de la de EEUU se debía a los robos a mano 
armada. 
Desde la toma militar de los proyectos de vivienda 
pública en 1994 y hasta el 2002, los asesinatos por ?drogas? fueron la mayoría, 
pero luego de ese período, volvió a bajar y ya se encuentra en lo que siempre 
fue su nivel normal. Lo que no bajó fue la incidencia de asesinatos. Mientras 
tanto, el trasbordo de armas ha continuado con casos como el cargamento de 
misiles SAM para Colombia en 1997, la captura de dos yates de Puerto Rico con 
armas en Punta Cana, República Dominicana, y el uso de la antigua base aérea de 
Ramey Field para enviar armas a República Dominicana, así como las encontradas 
en Puerto Rico de un cargamento en ruta a Honduras en la Operación 
Castaway. 
Se calcula que el mercado legal de municiones de Puerto 
Rico vende anualmente 5.000.000 de balas, suficientes para matar toda la 
población antillana en ocho años .

No hay comentarios:

Publicar un comentario