PUERTO RICO
por Jesús Dávila
SAN JUAN, Puerto Rico, 23 de enero de 2012 (NCM) ? A medio siglo de que el mafioso
Vito Genovese comenzara a usar la vecindad de una instalación naval en Puerto
Rico para trasbordo de drogas, el país no sólo sirve para el paso de los
narcóticos sino de armas hacia República Dominicana, Honduras, México y Colombia
y suficientes municiones como para asesinar toda la población del archipiélago
de las Antillas.
El drama se remonta a viejas y dudosas decisiones
geopolíticas que llevaron a Estados Unidos a promover vínculos con bandas de
contrabandistas de drogas, armas y otras mercancías desde la invasión de Italia
en la Segunda Guerra Mundial, sistema que se usaría ante las situaciones
militares en China, Vietnam, Cuba, Centroamérica, Irán, Afganistán y
Rusia.
Las consecuencias son cada vez más impactantes debido a
que de esta pequeña nación isleña y colonia estadounidense ubicada cerca del
paso de Anegada, principal puerta marítima transatlántica del Caribe, se han ido
escapando las alternativas económicas al punto que desde mediados de la década
de los noventa a noviembre del año pasado ya se habían perdido 369,000 empleos.
No se ha podido desarrollar un puerto de trasbordo para el comercio marítimo
como los que operan en Panamá, Bahamas, Jamaica, República Dominicana y hasta
uno en construcción en Cuba, en tanto que EEUU prohibió que se use de punto de
trasbordo comercial aéreo mientras dure la Guerra
Global.
Ante la situación, se plantea volver a militarizar a
Puerto Rico con apoyo de los dos partidos pro EEUU, cada uno con su propia
versión, de manera que en los comicios de noviembre próximo el electorado que
respalda mayoritariamente esas formaciones políticas podrá escoger entre la
alternativa anexionista y la autonomista, pero del mismo plan. No se conoce, sin
embargo, cuál es la posición del Pentágono sobre el problema, que se remonta a
mediados de los años cincuenta del siglo pasado.
En 1955 los narcóticos eran un asunto muy marginal en
Puerto Rico y los asesinatos tan escasos que sus causas no aparecían en los
informes estadísticos de la Policía nacional. En aquel tiempo, el problema que
las autoridades policiales analizaban en detalle era el de las causas de los
accidentes de automóviles y en términos de muertes violentas, se desglosaban las
causas de los suicidios entre enfermedades, ?disgustos de familia?, celos,
locura y ?amores contrariados?, entre otras.
Pero en octubre de ese año se produjo una reunión en
Nueva York, en la que participaron entre otros el contrabandista puertorriqueño
Nelson Silva Cantellops y el jefe mafioso Genovese. Según el expediente del caso
en el Tribunal de Apelaciones del Segundo Circuito de Nueva York, en la reunión
se discutió que ante la agitación rebelde en Cuba había que buscar otro punto de
trasbordo para la heroína y se escogió la isla puertorriqueña de Vieques, parte
del área de maniobras de la Estación Naval de Roosevelt
Roads.
Genovese había sido un protegido de las fuerzas armadas
estadounidenses desde que por recomendación de la Oficina de Inteligencia Naval
de EEUU y el MI6 británico se había montado la operación conjunta con la Mafia
en Italia durante la guerra. Además, ya EEUU había usado el esquema del tráfico
de opio en el apoyo al Kuomintang durante la revolución en China y desde que los
franceses perdieron Indochina en la batalla de Diem Bien Phu de 1954 estaba
comenzando el proceso para la entrada de EEUU en la guerra, uno de cuyos efectos
colaterales fue el auge del narcotráfico del sudeste de Asia con apoyo logístico
de la Agencia Central de Inteligencia.
Silva Cantellops llegó a Vieques en septiembre de 1956 y
pudo sacar, sin mayor dificultad, el cargamento que le entregó un tal ?Pérez? en
un saco de la Armada. El año siguiente, cuando fue capturado, confesó toda la
conspiración y aunque eso conllevó que Genovese pasó el resto de sus días en
prisión junto con algunos de sus pandilleros, no se produjeron arrestos ni
acusaciones en Puerto Rico, donde aumentaron de 1.600 a 16.000 los casos
reportados de adictos a drogas entre 1961 y 1970.
Ese año, EEUU aprobó una nueva ley anti drogas que
entraría en vigor en 1971 con penas muy severas y Puerto Rico atemperó su
estatuto con la aprobación de la ?Ley de Sustancias Controladas? copiada de la
ley federal, a tiempo para la proclamación de la Guerra contra las Drogas del
presidente Richard Nixon. Al año siguiente, ya había 30.000 adictos en Puerto
Rico y comenzó la escalada de asesinatos, que a 2011 ya había acumulado 27.000
muertos.
En 1977 la Policía nacional comenzó a llevar
estadísticas sobre los motivos de los asesinatos, facilitados por la presencia
creciente de armas de fuego, pero debidos mayormente a ?peleas o riñas?,
?discusiones?, ?viejas rencillas?. No es sino hasta 1979 que comenzó a aparecer
el móvil ?drogas? y siguió siendo uno muy marginal hasta entrados los años
noventa, tanto que en un estudio para el Gobierno por Paul Tracy, de la
Universidad de Northeastern en 1991, se calculó que la tasa de asesinatos del
doble de la de EEUU se debía a los robos a mano
armada.
Desde la toma militar de los proyectos de vivienda
pública en 1994 y hasta el 2002, los asesinatos por ?drogas? fueron la mayoría,
pero luego de ese período, volvió a bajar y ya se encuentra en lo que siempre
fue su nivel normal. Lo que no bajó fue la incidencia de asesinatos. Mientras
tanto, el trasbordo de armas ha continuado con casos como el cargamento de
misiles SAM para Colombia en 1997, la captura de dos yates de Puerto Rico con
armas en Punta Cana, República Dominicana, y el uso de la antigua base aérea de
Ramey Field para enviar armas a República Dominicana, así como las encontradas
en Puerto Rico de un cargamento en ruta a Honduras en la Operación
Castaway.
Se calcula que el mercado legal de municiones de Puerto
Rico vende anualmente 5.000.000 de balas, suficientes para matar toda la
población antillana en ocho años .
por Jesús Dávila
SAN JUAN, Puerto Rico, 23 de enero de 2012 (NCM) ? A medio siglo de que el mafioso
Vito Genovese comenzara a usar la vecindad de una instalación naval en Puerto
Rico para trasbordo de drogas, el país no sólo sirve para el paso de los
narcóticos sino de armas hacia República Dominicana, Honduras, México y Colombia
y suficientes municiones como para asesinar toda la población del archipiélago
de las Antillas.
El drama se remonta a viejas y dudosas decisiones
geopolíticas que llevaron a Estados Unidos a promover vínculos con bandas de
contrabandistas de drogas, armas y otras mercancías desde la invasión de Italia
en la Segunda Guerra Mundial, sistema que se usaría ante las situaciones
militares en China, Vietnam, Cuba, Centroamérica, Irán, Afganistán y
Rusia.
Las consecuencias son cada vez más impactantes debido a
que de esta pequeña nación isleña y colonia estadounidense ubicada cerca del
paso de Anegada, principal puerta marítima transatlántica del Caribe, se han ido
escapando las alternativas económicas al punto que desde mediados de la década
de los noventa a noviembre del año pasado ya se habían perdido 369,000 empleos.
No se ha podido desarrollar un puerto de trasbordo para el comercio marítimo
como los que operan en Panamá, Bahamas, Jamaica, República Dominicana y hasta
uno en construcción en Cuba, en tanto que EEUU prohibió que se use de punto de
trasbordo comercial aéreo mientras dure la Guerra
Global.
Ante la situación, se plantea volver a militarizar a
Puerto Rico con apoyo de los dos partidos pro EEUU, cada uno con su propia
versión, de manera que en los comicios de noviembre próximo el electorado que
respalda mayoritariamente esas formaciones políticas podrá escoger entre la
alternativa anexionista y la autonomista, pero del mismo plan. No se conoce, sin
embargo, cuál es la posición del Pentágono sobre el problema, que se remonta a
mediados de los años cincuenta del siglo pasado.
En 1955 los narcóticos eran un asunto muy marginal en
Puerto Rico y los asesinatos tan escasos que sus causas no aparecían en los
informes estadísticos de la Policía nacional. En aquel tiempo, el problema que
las autoridades policiales analizaban en detalle era el de las causas de los
accidentes de automóviles y en términos de muertes violentas, se desglosaban las
causas de los suicidios entre enfermedades, ?disgustos de familia?, celos,
locura y ?amores contrariados?, entre otras.
Pero en octubre de ese año se produjo una reunión en
Nueva York, en la que participaron entre otros el contrabandista puertorriqueño
Nelson Silva Cantellops y el jefe mafioso Genovese. Según el expediente del caso
en el Tribunal de Apelaciones del Segundo Circuito de Nueva York, en la reunión
se discutió que ante la agitación rebelde en Cuba había que buscar otro punto de
trasbordo para la heroína y se escogió la isla puertorriqueña de Vieques, parte
del área de maniobras de la Estación Naval de Roosevelt
Roads.
Genovese había sido un protegido de las fuerzas armadas
estadounidenses desde que por recomendación de la Oficina de Inteligencia Naval
de EEUU y el MI6 británico se había montado la operación conjunta con la Mafia
en Italia durante la guerra. Además, ya EEUU había usado el esquema del tráfico
de opio en el apoyo al Kuomintang durante la revolución en China y desde que los
franceses perdieron Indochina en la batalla de Diem Bien Phu de 1954 estaba
comenzando el proceso para la entrada de EEUU en la guerra, uno de cuyos efectos
colaterales fue el auge del narcotráfico del sudeste de Asia con apoyo logístico
de la Agencia Central de Inteligencia.
Silva Cantellops llegó a Vieques en septiembre de 1956 y
pudo sacar, sin mayor dificultad, el cargamento que le entregó un tal ?Pérez? en
un saco de la Armada. El año siguiente, cuando fue capturado, confesó toda la
conspiración y aunque eso conllevó que Genovese pasó el resto de sus días en
prisión junto con algunos de sus pandilleros, no se produjeron arrestos ni
acusaciones en Puerto Rico, donde aumentaron de 1.600 a 16.000 los casos
reportados de adictos a drogas entre 1961 y 1970.
Ese año, EEUU aprobó una nueva ley anti drogas que
entraría en vigor en 1971 con penas muy severas y Puerto Rico atemperó su
estatuto con la aprobación de la ?Ley de Sustancias Controladas? copiada de la
ley federal, a tiempo para la proclamación de la Guerra contra las Drogas del
presidente Richard Nixon. Al año siguiente, ya había 30.000 adictos en Puerto
Rico y comenzó la escalada de asesinatos, que a 2011 ya había acumulado 27.000
muertos.
En 1977 la Policía nacional comenzó a llevar
estadísticas sobre los motivos de los asesinatos, facilitados por la presencia
creciente de armas de fuego, pero debidos mayormente a ?peleas o riñas?,
?discusiones?, ?viejas rencillas?. No es sino hasta 1979 que comenzó a aparecer
el móvil ?drogas? y siguió siendo uno muy marginal hasta entrados los años
noventa, tanto que en un estudio para el Gobierno por Paul Tracy, de la
Universidad de Northeastern en 1991, se calculó que la tasa de asesinatos del
doble de la de EEUU se debía a los robos a mano
armada.
Desde la toma militar de los proyectos de vivienda
pública en 1994 y hasta el 2002, los asesinatos por ?drogas? fueron la mayoría,
pero luego de ese período, volvió a bajar y ya se encuentra en lo que siempre
fue su nivel normal. Lo que no bajó fue la incidencia de asesinatos. Mientras
tanto, el trasbordo de armas ha continuado con casos como el cargamento de
misiles SAM para Colombia en 1997, la captura de dos yates de Puerto Rico con
armas en Punta Cana, República Dominicana, y el uso de la antigua base aérea de
Ramey Field para enviar armas a República Dominicana, así como las encontradas
en Puerto Rico de un cargamento en ruta a Honduras en la Operación
Castaway.
Se calcula que el mercado legal de municiones de Puerto
Rico vende anualmente 5.000.000 de balas, suficientes para matar toda la
población antillana en ocho años .
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