miércoles, 31 de agosto de 2011

Permiten que los óvulos de muchacha muerta sean cosechados.


Thaddeus Baklinski
KFAR SAVA, Israel, 23 de agosto 2011 (Notifam) – El tribunal de los magistrados en el pueblo de Kfar Sava ha emitido un dictamen judicial, que se plantea como un precedente, y posiblemente en el mundo, en que se le dio permiso a una familia israelí para extraer y congelar los óvulos obtenidos de los ovarios  de su hija de 17 años de edad, quien murió el pasado miércoles, luego de ser atropellada por un automóvil en julio.
La familia de Chen Aida Ayash dio permiso para que sus órganos fuesen donados pasada su muerte. Sin embargo, ellos también pidieron que sus óvulos fuesen cosechados y congelados, según informó la agencia de noticias Ha’aretz en Israel.
Una fuente médica familiarizado con el caso, le dijo a la agencia noticiosa que, en un principio, la familia de Chen quería fertilizar los óvulos con esperma donado y congelar los embriones, luego de donar sus órganos para el trasplante. Pero el Hospital Meir en Kfar Sava rehusó fertilizar los óvulos, cuando bajó una decisión judicial en que se negó el permiso para este procedimiento.
Maayan Maor, una vocera para el Centro Médico Meir le dijo a los medios de comunicación lo siguiente: “Este es un caso único, dado que esta es la primera vez que un tribunal israelí le ha dado aprobación a la extracción y congelación de los óvulos de una mujer muerta. Nosotros no sabemos las razones que tuvieron los padres de Chen para que esto se realizara. Nosotros únicamente recibimos la orden judicial y llevamos a cabo el procedimiento”.
Ha’aretz informó que Israel no tiene una ley que reglamenta la cosecha de los óvulos de una mujer muerta, dado que este procedimiento no fue incluido en una nueva ley sobre la donación de óvulos efectiva en febrero. Sin embargo, la cosecha de esperma de un hombre muerto fue reglamentada en 2003 por orden del ministro de justicia, mediante la cual solamente el cónyuge automáticamente tiene un derecho a cosechar el esperma del esposo muerto, y usarlo para fertilizar un óvulo. Por su parte, los padres que desean cosechar el esperma de su hijo tienen que obtener un permiso mediante una orden judicial.
Aunque los informes más recientes indican que la familia de Chen ha cambiado de parecer, y ya no desean que los óvulos de su hija sean fertilizados, Irit Rosenblum, fundador de la organización Familia Nueva, un grupo israelí que promueve los derechos de familia, fue citado por el periódico The Guardian (El Guardián) en el Reino Unido, de haber dicho que el asunto de la fertilización de los óvulos de la muchacha, gira alrededor de su propia intención y consentimiento sobre si tener niños.
“Nosotros no sabemos si (Chen) estaba pensando en la continuidad”, dijo Rosenblum. “Si (la familia) puede probar ese hecho, de que ella quería tener niños, entonces no veo la razón para no permitirlo”.
No obstante, Rosenblum advirtió que un requisito previo para crear un niño de los óvulos de Chen, tiene que ser que “el niño o la niña que nazca debe ser criado por su padre biológico”. Él dice que un niño tiene derecho a saber “su legado biológico” en vez de ser creado con el esperma o los óvulos de unos donantes anónimos.
Sin embargo, los grupos pro-familia han argumentado que, aún con el permiso y el consentimiento de los padres, la reproducción artificial es un mal intrínseco porque el niño tiene derecho a ser concebido dentro una unión de amor entre el esposo y la esposa, en lugar de ser concebido dentro de un laboratorio.
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Versión del original en inglés:
Traducción del inglés: Marlene Gillette-Ibern

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