Ante la ONU, el Vaticano reafirma postura en contra de condones para prevención del VIH/SIDA – un análisis.
John-Henry Westen
NEW YORK – 1 de diciembre 2011 (Notifam) – En la sede central de la Organización de las Naciones Unidas/ONU el pasado martes 22 de noviembre, el representante del Vaticano, el Padre Philip Bené, reiteró la postura consistente de la Santa Sede en contra del uso de los condones, incluso para la prevención del SIDA. Mientras que la postura ha logrado que algunos acusen al Papa de ‘crímenes en contra de la humanidad’ y ha sido ridiculizado por los medios de comunicación corrientesy por unos líderes políticos, la Iglesia Católica, no obstante, ha rehusado ser intimidada por las críticas.
Hablando ante el tercer comité de la Asamblea General de la ONU en New York, Estados Unidos de América, en torno a una resolución sobre los derechos del niño,el Padre Bené dijo lo siguiente: “de ningún modo, la Santa Sede endosa la anticoncepción ni el uso de los condones, bien sea como un método de la planificación familiar, o como parte de un programa de prevención del VIH/SIDA”.
La tenacidad de la Iglesia Católica sobre el tema es extraordinaria, dada la presión masiva dirigida a la institución en torno a este asunto.
Los comentarios del Padre Bené advienen luego de las expresiones recientes vertidas por el Papa en África, donde él reiteró la misma enseñanza.
El pasado domingo 20 de noviembre, el Papa Benedicto XVI presentó su documento – Africae Munus (El don de África) – para que sirva de guía en la evangelización en el continente durante los años venideros. En el documento de 55 páginas se discute el SIDA, notando que, a la vez que la Iglesia ha expresado su apoyo para una respuesta médica y farmacéutica, el problema es más profundo. “Ante todo, se trata de un problema ético”, él dijo. “El cambio de comportamiento que ello requiere – por ejemplo, la abstinencia sexual, el rechazo a la promiscuidad sexual, la fidelidad dentro del matrimonio – en última instancia, envuelve una cuestión de desarrollo integral, que exige un enfoque global y una respuesta global de parte de la Iglesia”.
El significado de esta postura no puede ser fácilmente echada a un lado. Es necesario recordar que, durante su primer viaje a África como Papa, Benedicto XVI encolerizó a la izquierda cuando él comentó que el SIDA “no puede ser vencido por medio de la distribución de los condones, lo cual, todavía más, agrava el problema”.
Él dijo que “la enseñanza tradicional de la Iglesia” sobre la castidad fuera del matrimonio, y sobre la fidelidad dentro de la misma, había probado ser “el único modo seguro de prevenir la propagación del VIH y del SIDA”. Y él añadió que mientras, “nosotros tenemos que sufrir con aquellos que sufren”, y darles un mayor apoyo a aquellos que están enfermos con la enfermedad, la lucha en contra del SIDA en África depende de la promoción de “un comportamiento correcto y moral”.
Al día siguiente de que el Papa hiciese sus comentarios, el entonces fuertemente gobierno anti-católico de España, anunció que enviaría más de un millón de condones a los países africanos. El ministro de asuntos extranjeros francés describió los comentarios del Papa como “una amenaza a las políticas públicas de salud y al deber de proteger la vida humana”, mientras que el ministro de desarrollo holandés comentó que “eran extremadamente dañinos” y que “el Papa hace que las cosas queden en peor estado”.
El gobierno belga fue más lejos, con la aprobación de una resolución con un voto de 95 a 18, señalando que los comentarios del Papa eran “inaceptables”, y obligando al enviado belga ante el Vaticano “a “condenar las afirmaciones inaceptables del Papa durante su viaje a África y a someter una protesta oficial ante la Santa Sede”.
Los medios de comunicación corrientes intentaron distorsionar la postura del Papa (y alegar que quedaron victoriosos en la contienda), con la malinterpretación de unos comentarios en su libro tipo entrevista, publicado en 2010, con el reportero Peter Seewald. En el titular del periódico estadounidense The New York Times (Los tiempos de New York) se señaló: “Para algunos casos excepcionales, el Papa justifica el uso de los condones’, y el periódico inglés The London Telegraph (El telégrafo de Londres) vociferó: “El Papa aprueba el uso de los condones en la lucha contra el SIDA”. Incluso algunos entre los medios de comunicación católicos le añadieron a la confusión en cuanto a lo que quería decir el Papa con sus comentarios.
Realmente, la entrevista de Seewald que fue documentada en el libro Luz del Mundo, sostiene el rechazo del Papa del uso de los condones. “Nosotros no podemos resolver el problema (del SIDA) con la distribución de los condones…”, él dijo, y añadió que “la mera fijación en los condones implica la existencia de una banalización de la sexualidad”.
En su lugar, los medios de comunicación enfocaron su atención en una escena hipotética que fue discutida por el Papa en donde nuevamente él no dio la aprobación al uso de los condones para la prevención del SIDA.
Además de la corrección mediática hecha por parte del editor del libro, unos 40 obispos alrededor del mundo hablaron públicamente para afirmar la postura firme del Vaticano en contra de los condones como un método preventivo del SIDA.
Mientras tanto, uno de los expertos de mayor renombre a nivel mundial, sobre el tema del SIDA, confirmó que la ciencia sostenía las aseveraciones del Papa, esto es, de que los condones exacerban el SIDA. Edward C. Green, director del Proyecto de Investigación sobre la Prevención del SIDA (AIDS Prevention Research Project) en el Centro de Estudios sobre la Población y el Desarrollo de la Universidad de Harvard (Harvard Center for Population and Development Studies) en los Estados Unidos de América, puntualizó que la evidencia confirma la validez de los comentarios del Papa.
Lo que muestra lo anteriormente señalado, es que existe una nueva estrategia de parte del liderato de la Iglesia Católica, para confrontar la cultura de plano, aún en cuanto a los asuntos que presentan una mayor dificultad. Tal parece que las tácticas fracasadas y con frecuencia utilizadas, esto es, de evitar las situaciones difíciles, o de intentar ofuscar o comprometer al respecto de ello, están siendo descartadas.
Benedicto se da cuenta de que, cuando la verdad es echada a un lado a favor de lo políticamente correcto, para cumplir con los ideales de la civilidad, o de lograr una unidad falsa y una paz falsa, el mundo queda lesionado por la ausencia de la verdad, de lo que la Iglesia está llamada a anunciarle.
Cuando la verdad es proclamada y sostenida con valentía, a pesar de la persecución, los enemigos de la verdad son obligados a ver que los oponentes a sus ideologías seculares o liberales, verdaderamente creen en sus propias enseñanzas y están dispuestos a sufrir por éstas. Eventualmente, esto genera un grado de respeto entre algunos de sus críticos, y una apertura para reconsiderar sus propias posturas defectuosas.
El Papa Benedicto comprende que esto ha sido siempre el único modo de evangelizar, para el beneficio de todas las personas.
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Versión del original en inglés:
Traducción del inglés por: Marlene Gillette-Ibern
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