lunes, 16 de mayo de 2011

La vida de Kassi Underwood después de practicarse un aborto es algo que nadie envidiaría.


Kathleen Gilbert
NUEVA YORK, 13 de mayo de 2011 (Notifam) – 
Pero en un reciente artículo de opinión para el New York Daily News, Underwood, una escritora residente en Nueva York, explicó cómo todavía ella se niega a juzgar el aborto, a pesar de soportar un inmenso dolor después de haber puesto fin a la vida de su bebé.
En la pieza, titulada “Get your politics off my grief after abortion” [Que su política quite mi dolor después de abortar], Underwood señala que grupos como la Asociación Americana de Psicología han afirmado que el síndrome post-aborto no existe, pero esto no le ha impedido a ella sentir un dolor agudo por la pérdida de bebé abortado.
En un relato que se hace eco del dolor documentado de innumerables mujeres luego de abortar, tales como los de Silent No More Awareness, Underwood dice que tres años después abortar ella comenzó a tener pesadillas sobre bebés, y que extrañaba a su “hijo potencial” mientras estaba despierta. “Era abrumador que yo pudiera sentirme tan acongojada respecto a una decisión que se suponía iba a reforzar la arquitectura de mi identidad”, escribió Underwood.
“Me sentía una traidora al admitir que, lejos de pensar que yo había expulsado una ‘masa de células’, ahora me preguntaba quién habría sido esa persona que yo aborté”.
Underwood indicó que la experiencia de “alivio” inmediato luego del procedimiento de aborto, prometido por el análisis de la experiencia post-aborto del pro-abortista Guttmacher Institute no era tan simple como podría parecer a los no iniciados.
Señalo que “era el tipo de alivio que he sentido después de perder a alguien en una prolongada batalla con el cáncer: agradecemos que el sufrimiento haya terminado, pero lamento que mi ser querido se tuviera que ir”.
Buscar refugio en el movimiento pro-elección le ofreció poca ayuda a Underwood: “Aprendí que las emociones pueden ser consideradas como una grieta en la armadura pro-elección”, dijo. La escritora se quejó también de un punto de vista político en un retiro de la institución católica Viñedo de Raquel al que asistió, acusando a los directores de convertir a las ejercitantes del retiro en “instrumentos políticos”, al urgirlas para que contaran  al Congreso cómo las había herido el aborto.
Underwood dice que eventualmente ella se integró a un movimiento que alienta a las mujeres a hablar sobre el aborto, pero sin juzgar si el procedimiento es moralmente correcto o incorrecto.
“Éste es un derecho por el que yo marcharía: el derecho a lamentarme al dormir, a añorar a mi bebé que se fue hace mucho tiempo, pero sabiendo que yo necesitaba retrasar la maternidad”, concluyó Underwood. “Superar la angustia es posible siempre y cuando yo mantenga mi historia íntegra, y fuera de la esfera política”.
Traducción por José Arturo Quarracino

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