viernes, 2 de diciembre de 2011

Chicos de la calle.

RIGUROSAMENTE CIERTO
Guillermo Rojas

Tres de la tarde frente al shoping Alto Palermo. Hervidero de gente que va y viene. Por la vereda esquivando los manteros y demás vendedores clandestinos observo una especie  de mini horda de niños y adolescentes andrajosos y sucios, los típicos chicos de la calle. De hecho hace años que los veo, sentados en las veredas aspirando pegamento a veces fumando paco o tomando alcohol. Son varios desde pibitos de aproximadamente un año a upa de su madre adolescente o de su hermana (las dos cosas son posibles) permanecen sentados en la acera,  a veces insultando o agrediendo a la gente que pasa, cuando no aprovechando descuidos y  robando al publico que camina por el lugar o a los puesteros clandestinos que despliegan sus mercaderías. Todos se quejan de la actividad de estos chicos, de la desprotección a que están sometidos. Todos se quejan de que roban o se drogan, pero el Estado que tendria que hacerse cargo está para otra cosa "mas importante" como veremos mas adelante Ya sabemos chicos miserables hay miles y victimas de la delincuencia a millares tambien.
Supongo que lo que relato terminara definitivamente cuando alguno de los chicos en un forcejeo o una corrida caiga debajo de un colectivo o cuando el atropellado sea una de sus accidentales victimas. Terminará allí por que es un lugar céntrico y supuestamente importante: Coronel Díaz y Santa Fe, seguirá en otro lado, de  igual forma o peor.
Pero sigamos con el relato: En medio del gentío se ve una corrida general y los gritos de la mini horda que se desplaza para proteger a uno de ellos, un adolescente de mas de 15 años que ha sido sorprendido robando y que esta siendo apresado por cuatro policías. Se lanzan contra los ratis (como suelen decirles) todos de una vez, con piedras en las manos y utilizando las criaturas mas chicas como escudo. Todo un espectáculo de bocinazos- se despliega el lío hasta cortar parcialmente Bulnes- puteadas y agresiones.
Los policías casi no pueden cumplir con su cometido y como siempre llevan la peor parte. A pesar de que lo actuado por ellos contaba con la aprobación mayoritaria de la gente del lugar, saltó un pelotudito justiciero a inquirir por que se “reprimía” a los chicos si por que eran negros y pobres, utilizando la jerga del resentimiento zurdo, trataba al mismo tiempo de identificar a los policías mientras estos forcejeaban con lamini horda y recibían cachetazos, patadas y escupitajos. También una gorda burguesa de las que pululan en la zona gritaba frenéticamente reclamando por los chicos. Seguramente si hubiera sido ella la robada o su marido seria la primera en pedir la pena de muerte, No me pregunten cual es el final de la historia por que tuve que alejarme del lugar. Tengo que trabajar. Pero estoy seguro que hoy la mini horda sigue instalada en los lugares de siempre. Ese es el destino de aquellos a los que el Sistema les ha dejado sin destino, especialmente de los mas chicos. Robar, agredir o matar y que los agredan o que los maten, vender droga y tomarla, ser violados y que violen
Ni hablar de futuro para ellos que en un Estado que “fabrica” nuevos derechos como chorizos, no existe derecho que los asista ni a ellos ni a los transeúntes que son sus eventuales victimas. Claro el Estado progresista que asi como nuevos derechos fabrica marginales culturales y económicos no puede hacerse cargo de ellos. Los derechos que el Estado elabora con rigurosidad no son para esta gente que vive en la desprotección más escandalosa y en la más absoluta miseria material o moral. Tampoco son para las victimas de la delincuencia. Esa gente es de segunda categoría. Los nuevos derechos son para gente importante, para los nuevos pilares de la sociedad:: para travestís (tienen derecho a ingresar en la policía, ejercito o gendarmería y además si lo requieren vestir polleras cuando están de uniforme), para tortilleras (Eduviges podrá llamarse Ernesto si así se lo “construye” y tener registrado dicho nombre en el documento de identidad que otorga el Estado). De semejantes huevadas como eso se ocupa nuestro Estado, y habla de la inclusión social. Mientras la población mayoritaria que la parta un rayo. 
Cuando iba a tomar el subterráneo escuche la única opinión que me pareció coherente. Un encargado de un edificio que decía “la culpa no la tiene  ni la policía ni estos pibes…la culpa es de todo este sistema y nosotros que no hacemos nada…”Pensé: Chocolate por la noticia…

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