viernes, 2 de diciembre de 2011

Infertilidad.


Denise Hunnell MD
2 de diciembre de 2011 (Notifam) – Laura y su esposo se casaron en la Iglesia Católica y han estado abiertos a la vida durante todo su matrimonio, pero en tres años no han concebido un hijo. Familiares y amigos bien intencionados siguen preguntando cuándo ella va a comenzar una familia. A pesar de sus sonrisas y de asegurar que esperan tener hijos algún día, ella tiene una conciencia creciente que podría haber un problema, una razón física por la que no ha quedado embarazada. Su corazón sufre cuando ella piensa que va a vivir sin dar a luz a un hijo. Se pregunta cómo Dios pudo permitir que esto le suceda a ella.
El sufrimiento de Laura no es único: un 7,4 por ciento de las parejas casadas en los Estados Unidos de América son infértiles, una condición generalmente definida por la comunidad médica como la incapacidad para quedar embarazada después de al menos 12 meses de relaciones sexuales regulares. Los anuncios de los centros de fertilidad abundan, pero la mayoría de estas clínicas se centran en tecnologías de reproducción asistida, como la fertilización in vitro (FIV), que sustituyen la concepción natural de un niño con un proceso bioquímico estéril en un laboratorio. En este proceso, el niño es tratado como una mercancía fabricada y como materia prima disponible, ya que más de nueve de cada 10 niños concebidos de esta manera no sobreviven hasta el nacimiento.
La enseñanza de la Iglesia sobre este tipo de intervenciones es clara: son inmorales las que reemplazan el acto conyugal en lugar de simplemente ayudar al acto conyugal para lograr el embarazo.
¿Pero qué deben hacer los fieles católicos que luchan con la infertilidad?
La tecnología de la Procreación Natural (Natural Procreative – Napro Technology) (Napro Tecnología) es un campo especializado de la medicina de fertilidad, desarrollado por el doctor Thomas Hilgers en el Instituto Papa Pablo VI para el Estudio de la Reproducción Humana (Pope Paul VI Institute for the Study of Human Reproduction), en la ciudad de Lincoln, en el Estado de Nebraska; sus colegas también desarrollaron el Modelo Creighton (Creighton Model) del recoconocimiento de la fertilidad que muchas parejas utilizan para la planificación familiar.
Estos médicos saben que la infertilidad no es necesariamente un diagnóstico definitivo, sino que a menudo es un síntoma de una condición subyacente que puede ser tratada. Las parejas que están teniendo problemas para conseguir embarazarse deben consultar a un especialista en fertilidad, quien tiene el compromiso de buscar y corregir la causa de la infertilidad en vez de tratar de eludir el problema con fecundación in vitro.
En algunos casos, el uso de métodos de la Napro Tecnología tiene más éxito que los tratamientos de infertilidad estándar para lograr el embarazo. Por ejemplo, la fecundación in vitro tiene una tasa de 27,2 por ciento de éxito para las mujeres con oclusión de las trompas de Falopio, mientras que la Napro Tecnología tiene una tasa del 38,4 por ciento de éxito en lograr el embarazo. Aún más sorprendente, las mujeres con infertilidad por anovulación tuvieron una tasa exitosa de embarazo del 81 por ciento con la Napro Tecnología, en comparación con una tasa de menos de 30 de éxito con la FIV.
La clave para la Napro Tecnología es el uso de biomarcadores, cambios fáciles de detectar en el cuerpo de una mujer, para controlar con precisión los acontecimientos hormonales durante el ciclo menstrual. Este seguimiento cuidadoso ayuda a reconocer las anomalías e identificar posibles soluciones.
Por supuesto, no todas las parejas quedarán embarazadas. Si bien esto es sin duda difícil, se anima a estas parejas a reconocer que la paternidad biológica no es la única opción. Según el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, más de 100.000 niños están en hogares sustitutos esperando ser adoptados. Las tasas de adopción han disminuido constantemente en los Estados Unidos. En 1995, el 16 por ciento (2,1 millones) de las mujeres que expresaron su interés en la adopción dieron efectivamente pasos para concretarla. En el 2002, sólo el 10 por ciento de las mujeres que expresaron su interés en la adopción la buscaron activamente.
Las parejas que luchan contra la infertilidad deben discernir a través de la oración si Dios las está llamando a abrir sus corazones y hogares a un niño a través de la adopción. También hay una importante necesidad de las parejas para servir como padres sustitutos y ser una familia temporal para un niño necesitado. La edificación de la familia puede extenderse más allá de los límites biológicos.
Por último, y quizás lo más importante, el matrimonio es una vocación de servir a Dios como pareja. Si bien cada pareja casada promete estar abierta al don de un hijo, esta nueva vida es un don, no un derecho. Algunos cónyuges están llamados a servir a Dios a través de la paternidad biológica, pero Dios les pide a otros una forma diferente de servicio. Al igual que Cristo, nuestra oración debe ser “hágase tu voluntad, no la mía”.
Nuestro Creador sólo quiere lo mejor para nosotros. Especialmente en medio de la prueba, no nos decepcionaremos si sometemos nuestros planes al suyo.
Denise Hunnell MD, es miembro de HLI Latina , una iniciativa educativa de Vida Humana Internacional/VHI. Ella escribe para el Foro Verdad y Caridad de la HLI América.
Este artículo fue publicado originalmente en el periódico católico estadounidense de la Diócesis de Arlington en el Estado de Virginia, The Catholic Herald (El Heraldo Católico), y fue reproducido en la página en inglés de la HLI America (HI América) en el sitio cibernético de la Human Life International/HLI y enhttp://www.lifesitenews.com/news/what-are-catholics-who-struggle-with-infertility-to-do.
Traducción por José Arturo Quarracino
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