lunes, 13 de diciembre de 2010

La Iglesia denuncio las maniobras politicas del caso Soldati.

La Iglesia advirtió que los inmigrantes fueron "carne de cañón"


La Comisión Episcopal de Migraciones y Turismo se refirió a los incidentes ocurridos en el Parque Iberoamericano afirmando que "Los hechos protagonizados en estos días no son fruto de una decisión madurada de un momento a otro, sino que hacen entrever su origen en operadores políticos que desde meses han programado esta iniciativa, llamando a cerrar filas en la vigilia de una próxima contienda política"

Según difundió la agencia AICA, en un comunicado titulado "Entre dos contrincantes, los extranjeros ponen los muertos", afirmó que los inmigrantes fueron utilizados como "carne de cañón", y reclamó a las autoridades "tomar decisiones que sean auténticas, verdaderas y concretas", y que se vuelva a "un estado de cordura y respeto".

Tras considerar que la Ley de Migraciones es "buena", estimó que es "urgente tener una política migratoria adecuada a las necesidades y también una implementación equilibrada, que permita una mejor calidad de vida, de trabajo y de desarrollo".

El texto del comunicado con la firma del presidente de la Comisión Episcopal de Migraciones y Turismo, monseñor Rubén Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús, y del secretario ejecutvio del organismo, padre Sante Servellín, dice lo siguiente:

Es de conocimiento de todo el mundo el difícil momento que estamos viviendo en la Capital Federal por la ocupación de los terrenos del Parque Indoamericano en la zona de Soldati y los enfrentamientos entre policías y los que no tienen un lugar donde vivir; reconocemos que entre los ocupantes hay también un contingente de inmigrantes, que llegaron al país en estos últimos años o que regularizaron su situación migratoria en el período de “Patria Grande”.

A raíz de la muerte de tres personas extranjeras (2 bolivianos Rosemarie Cupeña de 28 años y Juan Castañares Quispe de 38 años y 1 paraguayo Bernardo Salgueiro de 22 años), caben más reflexiones.

1º) Como miembros de una Iglesia que cobija a toda persona, sin importar raza, religión, ideologías políticas, queremos afirmar el principio, establecido también en la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948), donde, al Nº 1 y 13 se lee:
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros. (art. 1)
(art. 13)
1. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado.
2. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país.

2º) Afirmamos que nuestra República de Argentina puede sentirse orgullosa de su legislación migratoria que tendría que ser imitada por otras naciones del continente.

3º) Los hechos protagonizados en estos días no son fruto de una decisión madurada de un momento a otro, sino que hacen entrever su origen en operadores políticos que desde meses han programado esta iniciativa, llamando a cerrar filas en la vigilia de una próxima contienda política.
Emigrantes y nativos, con la única prerrogativa de no disponer de un techo donde vivir, han sido utilizados como carne de cañón.

4º) Los medios periodísticos han ilustrado, en distintas maneras, las divergencias que existen entre la política de Gobierno Nacional y la manera de actuar en la Capital Federal.
No nos alistamos en ningún polo político sino que, guiados por el Evangelio que nos anima a regirnos por una conciencia iluminada por una fe en la búsqueda de una verdad, nos atrevemos a subrayar otros puntos de vistas.

5º) La ley de migraciones, volvemos a repetir, es buena; pero es urgente tener una política migratoria adecuada a las necesidades y también una implementación equilibrada, que permita una mejor calidad de vida, de trabajo y de desarrollo. Las políticas deben ser siempre ordenadoras en todo el rigor de la palabra.

6º) Atribuirle a los inmigrantes toda la culpa por estos hechos que han sucedido, no es conforme a la verdad. Hay responsabilidades compartidas. Una vez más, se debe tomar decisiones que sean auténticas, verdaderas y concretas. Que se vuelva a un estado de cordura y respeto. Que se tengan en cuenta las leyes y que se busquen soluciones justas y que se regrese a un clima de orden, de serenidad, de justicia y de paz.

7º) No se puede estigmatizar a nadie, y mucho menos poner a los problemas categorías nacionales o de raza, o de condición social. Los medios deberán informar, pero con la cautela de no exacerbar a ninguna de las partes y que siempre se busque el BIEN COMÚN, que debe ser común a todos.

8º) Tomemos en cuenta que también hay un millón y medio de argentinos, esparcidos por el mundo, que están experimentando los mismos sufrimientos de estos emigrantes aquí con nosotros.

9º) Le corresponde al Gobierno y, de forma subsidiaria a las Iglesias, el fomentar elementos para la integración en la vida social y religiosa de estos hermanos nuestros que hoy están detrás de un pan menos sudado.

10º) En este Año Bicentenario que podamos todos extranjeros y nativos, sentirnos orgullosos de pertenecer a una patria por la cual dieron la vida tantos autóctonos como de tantos venidos de afuera. La Virgen de Luján interceda por todos sus hijos, en la solución de estos problemas.

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