La alegría y gratitud por el nuevo beato se vivió intensamente en la Catedral de Buenos Aires con una Vigilia de Oración convocada por la Vicaria Episcopal de Juventud, para rezar, recordar y celebrar junto al Papa Benedicto XVI la beatificación del “Papa viajero” que estuvo dos veces en nuestro país (en 1982 durante la Guerra de Malvinas y en las vísperas de la Semana Santa de 1987), dejando un recuerdo imborrable en la memoria de los argentinos.
Minutos después de las 23 se dio la bienvenida a los numerosos jóvenes, laicos, turistas, familias, religiosos y asociaciones y movimientos apostólicos, entre los que se destacaban la Acción Católica de la Arquidiócesis de Buenos Aires y un nutrido grupo del Camino Neocatecumenal. Mientras en la nave lateral se proyectaba, junto a una muestra fotográfica especialmente preparada para la ocasión, un vídeo que durante toda la noche recordó el paso del nuevo beato en su visita de 1987 cuando pronunció su discurso en la Catedral o recorriendo ciudades como Viedma, Bahía Blanca, Córdoba, San Juan o Salta entre tantas otras.
Cientos de fieles colmaron la Catedral durante toda la vigilia. El movimiento fue incesante. Algunos rezaron durante toda la noche. Otros recordaban con amigos anécdotas de Juan Pablo II en algunas de las Jornadas Mundiales de Juventud en las que habían participado. Mientras algunos se emocionaron al mirar en el video el paso del “Papamóvil” por una Nueve de Julio desbordada de argentinos, otros repartían estampas con el rostro de un Juan Pablo sonriente junto a una oración alusiva a la beatificación que tendría lugar en pocas horas.
Entrada la noche todos rezaron y adoraron a Jesús sacramentado, aguardando el momento de la Beatificación. A las 5 ya del 1° de mayo en conexión directa con Roma se comenzó a transmitir el rito de la beatificación presidido por el Santo Padre Benedicto XVI. Cuando el Papa pronunció la formula y se descubrió el gran tapiz en la Plaza de San Pedro, también se descubrió un cuadro con la imagen del nuevo Beato en la Catedral e ingresó una reliquia tomada de la sotana blanca del Papa recién elevado al honor de los altares. Inmediatamente el Obispo Auxiliar y Pro-vicario General Mons. Eduardo H. García junto con Mons. Vicente Bokalic y numerosos sacerdotes, sobre todo los que se dedican a la pastoral juvenil, concelebraron la Santa Misa, con la cual finalizó la gran Vigilia de preparación a la Beatificación del Venerable Siervo de Dios Juan Pablo II.
“No tengan miedo”
A las 11 hs. nuevamente en la Catedral Primada comenzó un segundo momento de celebración con el ingreso de una imagen, tamaño natural de Juan Pablo II, realizada por el Dr. Fernando Pugliese, emocionando a la multitud que vitoreaba al nuevo Beato, invitados por el Rector de la Catedral Pbro. Alejandro Russo. Imagen que fue bendecida por el Sr. Arzobispo durante la celebración de la misa.
A las 11.30 hs. con una fuerte presencia de la comunidad polaca en el país, que acompañados por un nutrido número de jóvenes vestidos con trajes típicos para la ocasión junto a grupos scouts y misioneros polacos, el cardenal Bergoglio presidió la misa de acción de gracias ante una multitud que desbordó la Catedral. En una cálida celebración matizada con oraciones y cantos en la lengua natal del inolvidable Karol Wojtyla, en latín y español el cardenal primado de la Argentina recordó la “bellísima expresión” (según él mismo definió) de Juan Pablo II: Nos dijo “No tengan miedo” porque vivía contemplando a su Señor resucitado, él sabía que el redentor vivía, él sabía que esas llagas abrevaban su corazón de pastor, que en esas llagas encontraba refugio y coraje, y nos lo quiso transmitir de entrada…”
Acompañado por un importante numero de sacerdotes que concelebraron con él la Misa, Bergoglio instó a seguir el ejemplo de nuevo beato para “que hoy siga resonando en nuestros oídos y en nuestro corazón esa frase de Jesús, de los ángeles y del beato Juan Pablo: “No tengan miedo”… porque la resurrección de Jesús es la esperanza a la que estamos llamados, y a no dejarnos caer en “el miedo a la alegría.”
Finalizada la ceremonia, se proyectó en una pantalla gigante un homenaje de los movimientos apostólicos creados o impulsados durante el pontificado de Juan Pablo II. Cientos de miembros de los Movimientos entre los cuales podían distinguirse los focolarinos y los miembros de Comunión y Liberación. Finalmente se retransmitió el Rito de Beatificación presidido por Benedicto XVI, que fue interrumpido varias veces por el Pueblo de Dios presente con numerosos y efusivos aplausos, expresión de la devoción por el nuevo Beato. La celebración concluyó con la veneración de la reliquia de Juan Pablo II.
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