viernes, 2 de diciembre de 2011

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, brindó un discurso en la inauguración del salón Néstor Kirchner en el Palacio Miraflores, casa de gobierno de dicho país.



 Recordó a Néstor Kirchner y bregó por la “gran nación”.
Nunca se me olvidará. Cada vez que iba a tomar la palabra y Néstor estaba cerca, tomaba la botella de agua y me amenazaba (risas). Querida Cristina, queridos amigos, batalladores argentinos, queridos venezolanos. Muchas gracias por tus palabras.
Como no referirme a este merecido homenaje que le hacemos, desde nuestro corazón, a Néstor, a Néstor Kirchner. Esto trasciende lo personal, aunque de ahí sale, trasciende la relación de amistad y afecto. Tiene un contenido histórico mirando hacia atrás, al hoy y al futuro. Recuerdo Fidel preguntándome “cómo se pronuncia el apellido Chávez?”. Me acuerdo que nos quedamos al final y nos decía “no, Chávez, aquí huele bien”. Ahí nos tomamos esa foto.
Esta reunión bilateral no la pudimos hacer antes por la enfermedad que me sorprendió. Por suerte, salimos y saldremos adelante, viviremos.
Recuerdo aquellas conversaciones breves y, a los pocos días, una llamada. Néstor me dice “Chávez, usted es un tipo de confianza. Tengo una situación con mi combustible”. Me explicó la situación, una especie de chantaje. Le entendí e inmediatamente le dije a Néstor, “mire presidente, para ayudarle, para safarse de estos grupos que querían obligarlo a cambiar de rumbo, a bajar las banderas”. Néstor no era de los hombres que bajan las banderas, y luego lo demostró. Si nosotros pudiéramos enviar una refinería, la mandaríamos, pero como no podemos hacerlo, mandaremos combustible.
A las pocas semanas, estaba llegando el primer barco venezolano en 100 años. De ahí, todo lo que ocurrió después. Una verdadera identidad. Hablaba Simón Rodríguez de la amistad perfecta, de compartir no solo sentimientos, sino ideas. Una comprenetación casi total, así eramos Néstor y yo. Ese gran amigo que llevaré siempre en este corazón, y estará vivo siempre en esta batalla por la Patria Grande. ¡Viva Néstor Kirchner!
Ahora, nosotros eramos aquí unos solitarios. Nunca olvidaré aquel diciembre de 2001. Aquí había comenzado a desarrollarse la conspiración golpista. Comenzaban los paros patronales. Aquí se forjó un paro del Estado Burgués y del sistema colonial. Un día vimos el estallido de Buenos Aires. De ese estallido, de la masacre del consenso de Washington, surgió el liderazgo de Néstor y Cristina, y la nueva Argentina.
Hace poco hablaba con Lula que le salió un cáncer, y hemos jurado vivir. Me dice “anótame, Chávez, que vamos a hacer una cumbre de los que sobrevivimos al cáncer”.
Ya ven lo que significó para nuestros pueblos la llegada de Lula y Néstor. El triunfo de Evo, aparece Tabaré, Correa, a Dilma. Hay que felicitar a Cristina, que fue reelecta. ¿54,11%? Voy a intentar de superarte, ja, o al menos igualarte. El 10 tomas posesión, quiero ir, voy a ir a Buenos Aires. Bueno, Cristina, compañeros, yo decía que esa unidad, ese acercamiento, esa comprenetración nacional, política y estratégica entre el gobierno que dirigió Néstor y el que tu diriges, nuestras naciones unidas, creo que es un mandato de la historia. Nuestra unidad es un mandato histórico, es de la geografía, incluso.
Aquella frase que Bolívar escribe en el Orinoco. Le dice, a quien estaba en frente de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Pueyrredón, era 1819 “cuando las armas de Venezuela terminen el proceso de nuestra independencia, iremos al Río de la Plata para forjar el pacto americano”. Le dice al final, “si la providencia, si el cielo nos concediera, haríamos aquí la reina de las naciones y la madre de las patrias”. Bolívar casi llegó a Buenos Aires, no llegó porque se lo prohibió Bogotá en el movimiento anti-bolivariano. 
Aquí me acusa la burguesía de que estamos cambiando la historia, hoy y hacia el futuro, pero también el relato histórico. La verdad es que ellos falsificaron lo que realmente había ocurrido. Estamos intentando haciendo la cosa lo mejor que podemos. Aquí, nadie sabía que a Bolívar lo habíamos echado. Era profesor de historia militar y encontré el decreto que lo echa y tomé mi espada con ganas de volver 200 años a defenderlo. Lo dejaron solo. Bolívar, San Martín, el abrazo de Guayaquil es un desafío para nosotros.
Este cuento viene de lejos, tiene raíces muy profundas y muy vivas hoy. Esta es una historia viva, retadora, excitante, comprometedora.
Con ese delirio, acá tenemos a Néstor, a tí, a Perón y a Eva. Solo sigamos enfrentando el desafío del sur, el nuestro. Yo, por supuesto que todos los países tienen su peso propio, su propia grandeza, pero la geopolítica, Caracas-Buenos Aires, el Caribe con el Atlántico Sur. Muchas cosas hacen y harán falta para la definitiva unidad, pero una de ellas es la relación que podamos seguir haciendo en el eje Caracas-Buenos Aires. Ahora ella va a comenzar un período de 4 años, y nosotros comenzaremos uno de 6. Lo que hoy tenemos no lo teníamos hace 8 años, no lo teníamos hace 1 año. 
Afortunadamente, como he estado a retaguardia y con tiempo para ver y analizar lo que sucede a Europa. Bueno, por aquí pasó, lo que pasó en África acá estuvo en el Caracazo, ustedes vivieron el neo-liberalismo. En la situación que vive el mundo, en el marco de una situación terrible, estamos nosotros. Creo que tenemos buenas condiciones para pensar en un proyecto más allá de lo nacional-nacional, sino en un proyecto gran-nacional.
Recuerdo que Néstor era muy hábil. Me llamó aparte, y me dijo “Hugo, estos tipos los vamos a cansar aquí. Cuando queramos hacer tiempo, yo te doy la palabra y tu hablas y hablas y hablas”. Sino, nos hubieran impuesto el ALCA. Querían hacer una votación y ahí fue cuando dijo “aquí no nos vengan a patotear”. Ustedes que son ministros, gobernadores, diputados, tengamos esto cada día más firmemente en la conciencia. La cuestión nacional la desarrolló muy bien San Martín y Bolívar. Tenían claro que ninguno de nuestros países por sí solos tendría futuros en un mundo que se movía muy rápido, amenazado por los grandes imperios, los nuevos y los viejos. Podemos darle vida a un proyecto gran nacional y sudamericano.
Estamos hablando de dos ideas, una tiene que ver con lo social: la lucha sin descanso contra la miseria y la pobreza. Todavía tenemos millones de seres humanos sin el poder adquisitivo para incorporarse a la dinámica socioeconómica que potencie nuestra economía. Ustedes tienen unos programas sociales allá que son impresionantes. Aquí hemos adecuado la Asignación Universal por Hijo y por Embarazo a nuestra realidad. Nos importa mucho la experiencia que tienen ustedes para que esto no quede en un aporte monetario, sino que contribuya a la inclusión plena de los pueblos.
El otro tema es la complementación productiva. El encadenamiento, más allá de nuestros países. Se han firmado convenios importantes para instalar fábricas en Venezuela. No hay ningún regalo, hay cooperación. Quienes regalaron el petróleo, acá, fueron otros.
Quiero agradecerte Cristina, esta también es tu patria, así como nosotros sentimos aquella querida Argentina, aquella querida Patagonia. Allá, esa patria es nuestra también. Muchas gracias. Seamos libre, que lo demás no importa nada. ¡Viva Argentina, viva Venezuela, viva la independencia!

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