viernes, 20 de enero de 2012

Unidad de cristianos es don de Dios y no logro humano, dice el Papa.

VATICANO, 19 Ene. 12 (ACI/EWTN Noticias).-Al recibir esta mañana a una delegación ecuménica de Finlandia, el Papa Benedicto XVI señaló que "la unidad de todos los cristianos en una única Iglesia es realmente un don de Dios y no un logro nuestro".

Así lo indicó en su discurso a los miembros de la delegación encabezada por el Obispo Católico de Helsinki, Mons. Teemu Sippo; y el obispo luterano de Mikkeli, Seppo Hakkinen, que llegaron al Vaticano en el marco de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que se celebra entre el 18 y el 25 de enero.

El Santo Padre dijo que "nuestra profunda amistad y el testimonio común de Jesucristo, especialmente ante el mundo de hoy que, a menudo, carece de una verdadera dirección y anhela escuchar el mensaje de salvación, debe favorecer el progreso en la resolución de nuestras diferencias y en la de las materias que dividen a los cristianos".

"En fecha reciente las cuestiones éticas han sido uno de los puntos de diferencia entre los cristianos, sobre todo en lo concerniente al correcto entendimiento de la naturaleza humana y su dignidad", prosiguió.

El Papa indicó también que "es necesario que los cristianos lleguen a un profundo acuerdo en temas de antropología, para que puedan así ayudar a la sociedad y a los políticos a tomar decisiones sabias y justas en materias importantes que atañen a la vida humana, la familia y la sexualidad".

Al respecto, prosiguió Benedicto XVI, "el reciente documento de diálogo bilateral en el contexto finlandés y sueco, refleja no solamente el acercamiento entre católicos y luteranos en la comprensión de la doctrina de la justificación, sino que llama a los cristianos a renovar su compromiso para imitar a Cristo en su vida y sus acciones".

El Papa Benedicto XVI resaltó que "nuestro anhelo por la plena y visible unidad de los cristianos requiere paciencia y confiada espera, no con espíritu de abandono y pasividad, sino con la confianza profunda en que la unidad de todos los cristianos en una única Iglesia es realmente un don de Dios y no un logro nuestro". 

Esa paciente espera, concluyó el Santo Padre, "mientras rezamos con esperanza, nos transforma y prepara para la unidad visible, no como la deseamos nosotros, sino como Dios la otorga".

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