El primer muerto
Se abre un proceso de impredecibles consecuencias. Aumentan las tensiones y los amigos del kirchnerismo alimentan el fuego. Consecuentes señales de debilitamiento oficialista e interrogantes que hablan de una severa imprudencia.
Por Carlos Manuel Acuña
Tal cual lo señalaron los reiterados vaticinios, la grave situación social y política que se ha instalado en la República, se cobró el primer muerto en la persona de Mario Ferreyra. El suceso que protagonizó el militante del Partido Obrero centralizó la inquietud de la opinión pública que ya tiene sobrados motivos de alarma, acentuados ahora por este lamentable suceso que ha despertado las más variadas versiones y quejas fundadas. En el sepelio no hubo ningún representante de la CGT que conduce el discutido camionero Hugo Moyano y transcurridas más de 24 horas no hay pista alguna acerca de quién fue el responsable material. Ni corta ni perezosa, la presidente de la República habló para difundir confusas acusaciones que sólo consiguieron profundizar las tensiones y permiten señalar que las palabras de Cristina Fernández de Kirchner carecieron de la necesaria prudencia para encarar la situación. Más aún, se intentó vincular a Eduardo Alberto Duhalde con el suceso lo que obligó al ex gobernador y presidente de la Nación a desmentir la versión, desmentido que casi enseguida fue reiterado por el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández. No obstante, ésta especie que se fundó arbitrariamente en comentarios periodísticos de vieja data, fue recogida poco después por el piquetero kirchnerista Luis D´Elía que volvió a echar dudas sobre esta delicada situación, pese a que quedó absolutamente en claro que el dirigente de Lomas de Zamora e integrante del Peronismo Federal es completamente ajeno a lo que está en danza. En pocas palabras, hay intencionalidad en el manejo del problema.
Como suele suceder en estos casos, las primeras versiones tendieron a darle una cuota de responsabilidad a las fuerzas policiales pero también existen firmes indicios que ubican a patotas moyanistas como culpables de lo ocurrido. Lo cierto es que este primer muerto ya generó protestas y reclamos públicos que añadieron su cuota de inquietud a un escenario por demás difícil y diríamos que hasta peligroso, habida cuenta de las tensiones políticas que crecen hora a hora.
Por ahora es difícil anticipar que sucederá, pero debe señalarse que este episodio ha servido, entre otras cosas, para recrear enfrentamientos entre izquierdas y presuntas derechas con lo que apareció en escena la demagogia instrumental de un conflicto que, sin duda, crecerá progresivamente tal como parece ser el objetivo oculto que persigue el gobierno para alterar el proceso electoral. Por cierto, éste aún está relativamente lejano pero también lo suficientemente cerca como para afectar la vida interna del justicialismo. Ayer, tarde, fue baleado con numerosos disparos el domicilio de un dirigente ferroviario, lo que podría convertirse en el inicio de una cadena de acontecimientos que obviamente no se sabe como terminarán. ¿Será éste el comienzo de un proceso de disolución social y profunda alteración política? ¿Se generarán venganzas y posteriores reacciones en cadena que interrumpirán las pautas constitucionales establecidas para la elecciones, exactamente como se asegura desde hace un tiempo que es de interés oficialista...?
Lo cierto es que si detrás de estos hechos está la mano del kirchnerismo, será toda una señal de que éste reconoce que ha ingresado en una etapa de severa debilidad y que concurrentemente cabe esperar una agudización de las tensiones y el nacimiento de un proceso de impredecibles consecuencias. Así de simple.
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