Arzobispado de Buenos Aires
Desgrabación de la homilía del Sr. Arzobispo de Buenos Aires Cardenal Jorge Mario Bergoglio s.j., en la Maternidad Sardá con motivo del Lavatorio de Pies.
Este fragmento del Evangelio que acabamos de escuchar dice que Jesús nos amó y lo hizo hasta el fin, es decir, todo porque su amor no tiene fin. Y en medio de esa afirmación, San Juan relata lo que hizo Jesús: se levanta de la mesa, se saca el manto, se ciñe una tolla y empieza a lavarle los pies a los discípulos. Esto era muy común en las comidas de esa época entre los judíos pero era un trabajo que hacían los esclavos; era un trabajo despreciable, por eso una persona que era ciudadana nunca lo hacía sino quien lo hacía era el esclavo. Y Jesús se abajó. Tomó forma de esclavo. Y lavó los pies.
Y les dice, como a Pedro, “me seguís en todo o no tenés parte en esto” y después les explica: “Ustedes me dicen que soy el Maestro, el Señor, que soy el que manda. Yo les lavo los pies a ustedes y eso mismo tienen que hacer ustedes”. Servir… lavar los pies como gesto de Servicio. El amor es Servicio, y todas las capacidades que tenemos cada uno de nosotros tienen que estar para servir, y si yo tengo autoridad es para servir. Cada uno tiene que decir: “si yo tengo autoridad es para servir”. Y ustedes mamás que tienen a los chicos que les vamos a lavar los pies, van a tener que servir… ¿Y que es para una mamá servir? Cuidarlos… Educarlos… Ayudarlos a que crezcan… A que sean hombres y mujeres de bien… Para ustedes toda su vida es una vida de Servicio para sus hijos. Una mujer es feliz y da felicidad a su hijo cuando está al Servicio de su hijo o hija para que crezca sano y fuerte.
Jesús nos pide eso: que nadie tenga la nariz muy parada ni que se la crea. El que pueda, el que tenga autoridad, úsela para servir: todo lo demás no vale. Jesús, que es Dios y Hombre, está siempre con las manos abiertas, dando y dándose a los demás. Por eso nos pide que no seamos egoístas porque el egoísta tiene las manos cerradas, siempre agarrando para él. Eso es lo que Jesús nos enseña y por eso en nombre de la Iglesia y en su nombre vamos a repetir el mismo gesto: lavarles los pies a ustedes, mamás y futuras mamás como un gesto de Servicio de todos. Un gesto que es un deseo de lo que la Iglesia quiere hacer siempre: Servir. Aunque a veces no lo logre del todo, lo quiere hacer. Un gesto que tiene que hacer toda persona con poder, autoridad, y posibilidades… y si Dios nos dio todo eso es para servir.
Asique todos juntos ahora vamos a seguir esta ceremonia pero acordémonos del significado: “Ustedes me dicen que soy el Maestro sin embargo estoy para servir”. Entonces cada mamá y cada uno de nosotros piense como podemos servir mejor a los que nos rodean, a mis hijos, a mi familia…
Y que la Virgen, que estaba tan cerca de Jesús y del Padre, nos enseñe a poner todo lo nuestro al Servicio de los demás. Que así sea.
Buenos Aires, 21 de abril de 2011.
Cardenal Jorge M. Bergoglio s.j.
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