El pasado es el prologo…
Hace casi 8 años, Néstor Kirchner venía siendo el protagonista de la novela. Es muy difícil saber cómo sigue la trama cuando, en medio del rodaje, ese rol queda vacante. El vacío se hace latente. El plural, que de un tiempo a esta parte era una constante al hablar de gobernabilidad, se torna un interrogante.
Por Gabriela Pousa
Si la muerte pisa mi huerto, ¿quién firmará que he muerto de muerte natural?
¿Quién lo voceará en mi pueblo? ¿Quién pondrá un lazo negro al entreabierto portal?
¿Quién será ese buen amigo que morirá conmigo, aunque sea un tanto así?
¿Quién mentirá un Padre Nuestro y "a rey muerto, rey puesto" pensará para sí?
¿Quién cuidará de mi perro? ¿Quién pagará mi entierro y una cruz de metal?
¿Cuál de todos mis amores ha de comprar las flores para mi funeral?
¿Quién vaciará mis bolsillos? ¿Quién liquidará mis deudas? A saber…
¿Quién pondrá fin a mi diario al caer la última hoja en mi calendario?
¿Quién hablará entre sollozos? ¿Quién besará mis ojos para darles la luz?
¿Quién rezará a mi memoria, Dios lo tenga en su gloria, y brindará a mi salud?
¿Y quién hará pan de mi trigo? ¿Quién se pondrá mi abrigo el próximo diciembre?
¿Y quién será el nuevo dueño de mi casa y mis sueños y mi sillón de mimbre?
¿Y quién será el nuevo dueño de mi casa y mis sueños y mi sillón de mimbre?
¿Quién abrirá mis cajones? ¿Quién leerá mis canciones con morboso placer?
¿Quién se acostará en mi cama, se pondrá mi pijama y gozará mi mujer?
¿Quién me traerá crisantemos el primero de noviembre? A Saber…
¿Quién pondrá fin a mi diario al caer la última hoja en mi calendario...? Joan Manuel Serrat
Hace casi 8 años, Néstor Kirchner venía siendo el protagonista de la novela. Es muy difícil saber cómo sigue la trama cuando, en medio del rodaje, ese rol queda vacante. El vacío se hace latente. El plural, que de un tiempo a esta parte era una constante al hablar de gobernabilidad, se torna un interrogante.
En rigor de verdad, nadie sabe con absoluta certeza que sigue de aquí en adelante. No conocemos a Cristina Fernández presidente, conocimos sí a la senadora primero, y a la conyugue luego. En torno a ella se tejieron un sinfín de teorías que no pueden corroborarse porque nadie habitó las cuatro paredes de una alcoba donde se gestó la política argentina desde el año 2007 o quizás antes.
Todo cuanto pueda decirse es especulación y reiterativo. Los análisis políticos caen en un lugar común: tratar de predecir aquello que no haya sustento concreto. Las conspiraciones ya se lanzaron por doquier para sembrar temores e intrigas y distraernos. En definitiva, como si esto fuera una película cuando es determinante para la vida misma. Vivimos en Argentina.
Puede que haya gestos sueltos que avizoren un rumbo pero nada más que eso. También sabemos a esta altura, que tanto en la política como en los duelos, los giros y los tiempos son arbitrarios e inciertos. Apresurarse es de necios.
“Sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando”, dice el tango. De la misma manera, la Argentina seguirá siendo un escenario donde lo razonable, por lo general, brilla por su ausencia y la previsibilidad es casi un anatema. Repetir lo que se ha escrito en estos días en tantos matutinos, caer en la repetición de frases hechas, confiar o no en quién hemos de conocer en el rol de “Jefa” no hará sino aburrir al lector cuya mente se halla signada por la interrogación ante el desconcierto de aquello que parecía ser todo, y hoy parece ser nada…
Y “las apariencias engañan…”
Predecir el papel que ha de jugar el heredero varón del mandatario muerto es convertir en mito algo que, de sincerarnos, debemos admitir que no sabemos. Los “proyectos” y voluntades que afloran cuando el cadáver aún está tibio pueden ausentarse del mismo modo como incrementarse en lapsos indecifrables.
Quiénes han de ser los leales y quiénes los traicioneros es una apuesta que supera al azar, máxime si se tiene en cuenta la geografía y la jurisprudencia dónde unos y otros han de actuar. La honestidad con la cual elijo cuidadosamente estas letras es la misma que acompañó desde el vamos mi carrera. Sin embargo, hoy, prima la prudencia.
Hay situaciones que merecen el silencio. Esos silencios que son tan elocuentes, y que dicen mucho más que todos los tratados que pueden consultarse sobre la materia.
La muerte tiene un lenguaje que sólo aquellos que la vivieron de cerca comprenden, y así todo, a medias…
Las obviedades no suman pero pueden enumerarse:
- Una consideración especial para la viuda por el sólo hecho de ser tal. No habrá puñalada explicita en lo inmediato y sí, intereses particulares que la cerquen.
- Las encuestas serán protagonistas de los próximos días.
- La desaparición física de Carlitos Menem Jr. cooperó a la reelección de Menem padre porque en el ser humano existe el misterio de la empatía y la conmiseración cuando se es buena gente. Un dato apenas pero vale tenerlo en cuenta.
- Y un descubrir, con mayor o menor sorpresa, a aquella reina que se suponía lo era pero sin independencia.
Lo demás que pueda esbozarse es intento desleal para con el lector de venderle información cuyo sustento es el aire. Antes que rifar mi credibilidad, prefiero establecer acá el punto final.
El pasado es el prólogo…, interesante detalle para tener como pista ya.
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