La causa del Padre Julio César Grassi puede presentar un giro imprevisto.

¿Un giro imprevisto en la causa del Padre Grassi?

En víspera de que la Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires confirme o no la condena al cura, una transexual reveló detalles de Gabriel, el principal denunciante.

Por Ricardo Filighera

La causa del Padre Julio César Grassi puede presentar un giro imprevisto. Es que la aparición, en la escena pública del transexual Fátima Rodríguez podría generar revisión de hechos judiciales y otra lectura del caso con cambio de final.

Crónica charló con la persona en cuestión en una confitería de Santa Fe y Scalabrini Ortiz. Al mejor estilo de los filmes de suspenso de Hollywood, la historia y los personajes “buenos y malos” podrían mutar sus roles.

Fátima Rodríguez nos aclara que, en el comienzo de la charla, que “Cristian, mi ex pareja, conoció hace años a Gabriel, que acusó a Julio César Grassi de abuso. Cristian se contactó con este joven en la casa de un señor al que le gustaba tener chicos en su casa”.

Vale señalar que las afirmaciones de Gabriel fueron determinantes en la sentencia que se le impuso al Padre.

-¿Usted cómo se llega a contactar con Gabriel?

-Yo tengo un centro de estética, y un determinado día, el chico vino a mi consultorio y empezó a “soltar la lengua”. Me contó que una periodista, Miriam, le ofreció hacer una nota.

En este sentido, Rodríguez destacó que “Gabriel vivió en la Fundación Felices Los Niños y se fue de ahí por propia decisión. Le gustaba mucho la calle. Parece ser que esta mujer (por Miriam) contactó también a un grupo de chicos para urdir todo este lío contra Grassi”.

El testimonio continuó de esta manera: “Me narró todos los detalles: el canal lo financiaba, lo mantenía en diversos temas, le pagaba el alquiler de una casa que estaba ubicada en Rodríguez Peña y hasta se podía dar el lujo, con lo que recibía de dinero, de drogarse. Reitero, el canal lo ‘bancaba’ y lo único que le molestaba a él era que tenía que cambiar de manera permanente de domicilio. Se jactaba, y lo decía con mucha soberbia, que era un refugiado del periodismo. Y estaba, según lo que me contaba, tan superado por esa realidad que necesitaba tener, como cable a tierra, la artesanía. El recibía efectivo para hablar mal del padre”.

-¿Cómo siguió esta historia?

-Al tiempo me enteré de lo que vino después con Grassi. Yo era asidua concurrente al programa de las mascotas de Raúl Portal y le comento esta situación. Luego hice una denuncia contra Gabriel porque todo esto me generaba mucha bronca e impotencia.

Pensado en voz alta, Fátima Rodríguez se interroga: “Realmente no sé quién se encuentra detrás de esto, pero, no obstante, creo que ese alguien quiere beneficiarse con ciertos réditos económicos con algo que no le pertenece".

-¿Qué características tiene como persona Gabriel?

-Es como un chico de la calle, muy oportunista. Es una persona a la que cualquier negocio le viene bien. Todo tema que le deje algo de plata para él vale la pena. Concretamente, lo defino como un vago. Un vago de la calle.