jueves, 4 de noviembre de 2010

El triunfo de Dilma Rousseff en Brasil consolida, al comenzar la segunda década del siglo, al modelo de Lula como el dominante en América Latina.

El triunfo de Rousseff y el escenario regional


Nov-02-10 - por Rosendo Fraga

Deja el gobierno como el presidente más popular en la historia de Brasil y habiendo logrado la victoria de una candidata propia, poco conocida y con un carisma limitado. El centro-izquierda moderado, que también podría ser llamado versión latinoamericana de la social democracia, que combina al mismo tiempo ciertas políticas de redistribución con la satisfacción de los mercados, aparece como el modelo viable para la región. Si bien Lula tiene una personalidad excepcional y su país es muy particular en el contexto latinoamericano, el modelo brasileño genera atracción política. Cuando un Presidente proveniente de una fuerza de centro-izquierda en la región necesita disminuir la incertidumbre económica, suele decir que sigue la línea de Lula y no la de Chávez y de esta forma expresa su intención de mantener la racionalidad económica. Lula ha logrado que en sus ocho años de gestión Brasil llegue a ser la décima economía del mundo, el país sea acepado como actor global al estilo de los otros tres países del llamado grupo BRIC (Rusia, India y China) y un progreso social sin precedentes, al lograr que por primera vez en la historia en su país haya más personas en la clase media que en la baja.

En cuanto al gobierno de Dilma, Lula ha dicho que no intervendrá, pero su concurso puede ser requerido en caso de alguna dificultad. En los últimos meses, otros dos presidentes llegaron al poder en América del Sur impulsados por la alta popularidad de sus predecesores: Mujica en Uruguay y Santos en Colombia. En ambos casos, los sucesores mostraron capacidad de manejar el poder por sí mismos sin necesitar, por lo menos hasta ahora, del concurso de los ex Presidentes. Uribe ahora planea presentarse como candidato para la Alcaldía de Bogotá, mientras su sucesor no solo se afianza en el poder, sino que llega, al ser abatido el jefe de las FARC, a ser junto con Lula el otro presidente más popular del mundo. El Presidente uruguayo, aunque su imagen ha perdido algunos puntos durante los primeros meses de gestión, ha logrado un peso propio sin que su predecesor, Tabaré Vázquez, ocupe un lugar político preponderante. Lo mismo hará Lula, quien además tiene por delante un espacio muy amplio como actor en el plano internacional, donde es una figura muy respetada y requerida, siendo el Presidente más popular en el mundo. Lo probable es, en consecuencia, que Dilma logre un espacio propio, como sucedió con Santos y Mujica.

Mientras se confirma el modelo Lula como el dominante en la región, sobre sus flancos se debilita la influencia del eje del ALBA y crece el eje de centro-derecha. Hoy, en América del Sur, los tres Presidentes con mayor popularidad son Lula, Santos y Piñera (cuya imagen ha sido potenciada por el éxito en el rescate de los 33 mineros). Es decir que los dos nuevos presidentes de centro-derecha en la región son los que comparten con Lula la mayor popularidad en sus respectivos países. América del Sur muestra así su diversidad. Por un lado llegan al poder dos presidentes con pasado guerrillero, Mujica y Rousseff, y al mismo tiempo dos de los tres presidentes más populares son un empresario y un político de centro-derecha. El eje del ALBA iniciado por Venezuela y Cuba se encuentra en dificultades. Las dos economías latinoamericanas en recesión son las de Chávez y Castro, cuando el resto de la región tiene un fuerte crecimiento producto del auge del precio de las materias primas y las políticas económicas racionales. Los presidentes de Venezuela y Bolivia han visitado Irán en las últimas semanas, avanzando en lazos militares, pero al mismo tiempo su influencia regional disminuye.

La desaparición de Kirchner genera un vacío en cuanto al rol regional de UNASUR. La política exterior argentina bajo el kirchnerismo -que mantendrá Cristina- ha sido oscilar entre Caracas y Brasilia. Argentina no forma parte del ALBA ni nunca pretendió hacerlo, pero el matrimonio Kirchner era el que tenía mejor relación personal y política con los países de este bloque, incluso mejor que el mismo Lula. Argentina se ubicó en un punto intermedio entre la izquierda populista y la izquierda moderada o social-demócrata, tanto como política regional, como también en alguna medida como modelo político-económico interno. La candidatura de Kirchner para la secretaria general de UNASUR fue lanzada inicialmente por Correa y no tuvo entonces el consenso de Perú, Colombia y Uruguay y Brasil demoró la definición hasta que finalmente decidió apoyar al ex Presidente argentino para el cargo. La Argentina en esta década perdió protagonismo regional frente a Brasil, Venezuela e incluso Chile. Pero jugó un rol en las organizaciones regionales. El ex Presidente Duhalde fue el primer representante permanente del MERCOSR y fue sustituido por el ex Vicepresidente Carlos Álvarez, y a su vez el primer secretario general de UNASUR fue Néstor Kirchner.

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