Puño en alto, Gatza abandona la cárcel de Jaén.
?Gatza? salió de la prisión de Jaén II esta mañana con el puño en alto y en medio de fuertes medidas de seguridad, y rápidamente se introdujo en un auto donde se encontraban sus familiares.
Unas cincuenta personas con pancartas de apoyo a los presos de ETA lo recibieron en la puerta de la prisión en medio de aplausos, mientras otro grupo de la asociación ultraderechista ?Voces contra el Terrorismo? pedían a gritos cadena perpetua para el histórico prisionero político.
José María Sagarduy Moja es conocido en el mundo independentista como el "Nelson Mandela vasco", y es uno de los símbolos del llamado "frente de makos", que agrupa a los reclusos de ETA de larga estancia en prisión.
Fue condenado por la Audiencia Nacional a casi 70 años de cárcel acusado de participar en varios atentados perpetrados a finales de la década de los setenta y principios de los ochenta.
El militante revolucionario ingresó a la cárcel con 22 años y salió poco antes de cumplir 53, después de cumplir 30 años y 10 meses de condena.
Durante todo ese tiempo ?Gatza? fue objeto de numerosos homenajes por parte de los simpatizantes independentistas y de los grupos de apoyo a los presos.
A pesar de que fue enjuiciado con el Código Penal de 1973, que permitía redenciones de pena más favorables para el reo, su reclusión se alargó por la aplicación de la "Doctrina Parot", que establece que estos beneficios deben aplicarse sobre la totalidad de los años de condena, y no sobre el límite máximo de cumplimiento (30 años).
El motivo fue que ?Gatza? protagonizó diferentes incidentes durante su estancia en prisión. El más grave fue un intento de fuga de la cárcel de Granada el 6 de marzo de 1993, cuando tenía 35 años.
Para la asociación de familiares de presos políticos vascos, Etxerat, José Maria Sagardui es un ?auténtico superviviente? de la política penitenciaria tras convertirse en el ?preso político más antiguo de Europa?.
Ante su puesta en libertad, el juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande Marlaska prohibió dos actos de homenaje a Gatza previsto para hoy y el próximo sábado en la localidad vasca de Amorebieta.
En los próximos días saldrán en libertad más presos políticos vascos.
El 1 de mayo lo hará José María Múgica Picabea, luego de cumplir su condena, y dos días después el histórico militante de ETA, Jon Aguirre Aguiriano,que padece graves problemas de salud.
Aguirre tiene 69 años y cumplió 30 años de prisión. En tanto, el 10 de mayo saldrán de prisión Andrés Errandonera Arruti y Estanislao López Aguiriano.
Sagardui vuelve a Zornotza y agradece los 31 años de apoyo
El preso político vasco que más tiempo ha pasado en la cárcel salió de Jaén a las 9.05 y llegó a casa tras controles de Guardia Civil y Policía y el acoso final de la Ertzaintza
Martxelo DIAZ
Tras permanecer casi 31 años en prisión, Jose Mari Sagardui Gatza, el preso político vasco más veterano, abandonó ayer la cárcel de Jaén. Salió con el puño en alto mientras escuchaba los gritos de apoyo (``Euskal presoak Euskal Herrira'', ``Aupa Gatza'') de sus vecinos llegados desde Zornotza en autobús tras viajar toda la noche.
Lo primero que hizo Gatza al llegar al aparcamiento de la prisión, eran sólo las 9.05, fue abrazar a su hija Goiztiri y a los demás allegados. Era la hora de comenzar el tan esperado retorno hacia Euskal Herria.
Entre los olivares de Jaén se quedó el despliegue mediático español y las exactamente catorce personas que secundaron la convocatoria de la asociación de víctimas de Francisco José Alcaraz, que ondeando banderas españolas se dedicaron a insultar a quienes habían llegado desde Euskal Herria. ``Etarras, cabrones, joderos (sic) en las prisiones'' e ``hijos de puta'' fueron los lemas más coreados. Además, pincharon repetidamente el himno español en un intento de provocación que no fue respondido por los vecinos de Gatza, que lógicamente tenían otras prioridades bastante más satisfactorias.
Brindis en Ciudad Real
Apenas una hora más tarde y un centenar de kilómetros más al norte, en Santa Cruz de Mudela, en plena provincia de Ciudad Real, Sagardui pudo brindar por fin con sus vecinos por su recién recuperada libertad. Lo hicieron en un bar al pie de la carretera N-IV, bajo el sol caste- llano. Se descorchó Moet Chandon y se degustaron la tortilla y el lomo con pimientos traídos desde Zornotza.
Allí, en el aparcamiento de un hostal del corazón de Castilla-La Mancha, Gatza hizo sus primeras declaraciones a los medios vascos, destacando que quería agradecer a Euskal Herria todo el apoyo que ha recibido en estas tres décadas de prisión.
Junto a ello, el ya ex prisioneros insistía en que queria recordar, a través de los medios, a todos los presos políticos vascos que permanecen entre rejas y a los refugiados. Y destacaba que se sentía con muchos ánimos tras dejar atrás la dispersión penitenciaria.
Sagardui tenía muy claro cuál era su prioridad: llegar a Zornotza cuanto antes para poder abrazar a su padre y a su madre, que debido a su avanzada edad ayer no pudieron desplazarse a Jaén por prescripción médica. A esas horas, a las 10.20, el único nubarrón que se cernía sobre la recién recuperada libertad de Gatza era la prohibición de su ongi etorri en Zornotza.
Pero lo que bajo el sol manchego parecía que iba a ser un día redondo, o casi redondo, comenzó a torcerse después de comer en una localidad de la sierrea madrileña, en las faldas de Somosierra. Tras tomar el café y emprender con fuerzas renovadas el camino hacia Euskal Herria, apareció la Guardia Civil.
Control y noticia
La cosa se complicaba. El autobús llegado de Zornotza y el vehículo en el que viajaban los periodistas vascos eran intercepta- dos en una gasolinera al pie de la N-I. El coche de los allegados de Gatza, otro tanto, un poco más adelante.
Como en cualquier «control rutinario», tras los guardias de tráfico aparecerían los agentes «antiterroristas». Hicieron bajar a todos los ocupantes de los vehículos, volvieron a identificarles por tercera vez en la jornada, y les registraron todas sus pertenencias personales antes de cachearles. También registraron los vehículos e hicieron que un perro los olfateara. Fueron dos horas parados en un rincón perdido de Castilla, dos horas teniendo que aguantar mal que bien las ganas de llegar a casa.
Los cohetes que se habían llevado para festejar la liberación del preso zornotzarra fueron el objeto de atención preferente, al igual que las banderolas a favor de la repatriación de los presos. Al final, la cosa no pasó a mayores. Se podía reemprender el camino. En la caravana iba también Miren Legorburu, de la izquierda abertzale.
Como no hay mal que por bien no venga, cuando la Guardia Civil volvió a dejar utilizar los móviles, llegaba una noticia inesperada a la caravana, una buena noticia imprevista: Antton Troitiño ha sido liberado. Precisamente su sobrino Mattin se encontraba entre quienes habían ido a recibir a Gatza hasta Jaén. Algunas personas decidieron dar media vuelta y recoger a Troitiño en Madrid. En un solo día, dos presos vascos menos en las cárceles españolas. Dos presos que acumulan 55 años de cárcel.
La extrañeza de O'Shea
Entre los periodistas que viajaron a Jaén desde Zornotza se encontraba David O'Shea, el cámara australiano que logró que Ignacio Camacho, número dos del Ministerio del Interior, no supiera qué responderle cuando le planteó la existencia de las numerosas denuncias por tortura presentadas en Euskal Herria y tuviera que recurrir a un ya famoso «Corta, corta». Se trata de un vídeo que ha recorrido el mundo en Internet.
Cuando O'Shea partió el martes por la noche en autobús de Zornotza, se le hacía difícil comprender por qué un grupo de personas recorría más de 700 kilómetros de ida y más de 700 kilómetros de vuelta para recibir a un preso que lleva más de 30 años en esa situación. El periodista llegado de las antípodas tampoco entendía por qué la Guardia Civil no le había dejado a él mismo dirigirse en Jaén a los seguidores de Alcaraz para intentar recoger sus motivaciones. «Es lo que se hace en todos los países del mundo, recoger las dos versiones», apuntaba. Ni lograba comprender por qué los agentes separaban a los periodistas vascos de los acreditados por los medios españoles. Él se encontraba en el lado malo, en el de los periodistas llegados desde Euskal Herria.
Le sirvió para constatar de manera directa que la solidaridad con los presos políticos vascos no sólo exige esfuerzo, sino que supone enfrentarse a la maquinaria del Estado español. Lo pudo comprobar ya en la madrugada del miércoles, nada más cruzar Despeñaparros, la frontera natural entre Castilla y Andalucía, y toparse con el primer control de la Guardia Civil. Allí se produjo la primera identificación por parte de los agentes, tras preguntarnos sorprendentemente si somos los perio- distas. Surge la duda absurda; si ya saben quiénes somos y a dónde vamos, ¿por qué nos identifican? ¿Y por qué nos vuelven a identificar al llegar al aparcamiento de la cárcel de Jaén? ¿Y por qué nos vuelven a parar después de comer?.
Un detenido
Finalmente, el viaje de regreso a Zornotza se retoma con buen humor y optimismo, bien entrada ya la tarde. Pasan los kilómetros de un paisaje muy conocido para los allegados de Sagar- dui: familiares, amigos, vecinos que han hecho ese viaje durante casi toda su vida. Boceguillas, Burgos, antes de entrar en Euskal Herria por Araba y dirigirse a la localidad vizcaina.
Pasado un último control en Burgos, esta vez se trata del «saludo» de la Policía española, se devoran los últimos kilómetros. La A-68 lleva al grupo hasta Zornotza, donde esperan muchísimos vecinos, pero también un despliegue imponente de la Ertzaintza, que toma casi todas las calles céntricas de la localidad.
José Mari Sagardui entra por fin a casa. El momento no queda a la vista de nadie, pero la emoción desencadenada se puede intuir. El represaliado sale luego a ese balcón que en los últimos días ha centrado tanto morbo mediático y retira simbólicamente el lema «Gatza askatu».
Pasadas las 22.00 y tras llevarse un montón de pancartas de la localidad, la Ertzaintza comienza a retirarse del pueblo, después de haber realizado algún amago de carga suelto y practicar la detención de un joven. La noche ha caído definitivamente, cerrando un día para recordar. Para José Mari Sagardui y los suyos atrás ha quedado un periplo iniciado en 1980 y terminado en 2011, pero que no ha quebrado sus convicciones ni ha acabado con su vida. Y atrás quedan también un montón de amigos esperando el día en que puedan emprender el mismo viaje que Gatza.
Antton Troitiño, libre por un recurso tras 24 años preso
Antton Troitiño, que ha pasado 24 años entre rejas, quedó en libertad también ayer desde la prisión de Huelva, según indicó a media tarde el movimiento pro-amnistía. En este caso, la excarcelación se debe a la aceptación de un recurso de la defensa por una cuestión técnica relacionada con el tiempo pasado en la cárcel como preventivo.
A Troitiño se le había aplicado recientemente la llamada «doctrina Parot», en virtud de la cual le alargaron la condena hasta 2017. Sus abogados recurrieron la decisión. Su liberación no guarda relación alguna con esa «doctrina Parot», sino con una lectura hecha por el Tribunal Constitucional en 2008 sobre los presos preventivos a los que se había impuesto esta situación por varias causas distintas, como era su caso.
En este sentido, el criterio aplicado al preso político de Intxaurrondo cuenta con el precedente del caso de Koldo Hermosa, el santurtziarra que ha recuperado en enero la libertad tras 23 años encarcelado. Esta decisión ha sido recurrida por la Fiscalía, que quizás haga lo mismo en el caso de Troitiño.
De hecho, esta excarcelación ya suscitó alguna polémica en la jornada de ayer. Después de ser difundida con cierto relieve por agencias de información, el responsable de Justicia y de Interior del PP, Federico Trillo, cargó contra el máximo tribunal español: «Es una vergüenza que el Tribunal Constitucional, que tiene que garantizar los derechos fundamentales de los españoles, se dedique a garantizar los derechos de los etarras», denunció en declaraciones a Europa Press.
?Gatza? salió de la prisión de Jaén II esta mañana con el puño en alto y en medio de fuertes medidas de seguridad, y rápidamente se introdujo en un auto donde se encontraban sus familiares.
Unas cincuenta personas con pancartas de apoyo a los presos de ETA lo recibieron en la puerta de la prisión en medio de aplausos, mientras otro grupo de la asociación ultraderechista ?Voces contra el Terrorismo? pedían a gritos cadena perpetua para el histórico prisionero político.
José María Sagarduy Moja es conocido en el mundo independentista como el "Nelson Mandela vasco", y es uno de los símbolos del llamado "frente de makos", que agrupa a los reclusos de ETA de larga estancia en prisión.
Fue condenado por la Audiencia Nacional a casi 70 años de cárcel acusado de participar en varios atentados perpetrados a finales de la década de los setenta y principios de los ochenta.
El militante revolucionario ingresó a la cárcel con 22 años y salió poco antes de cumplir 53, después de cumplir 30 años y 10 meses de condena.
Durante todo ese tiempo ?Gatza? fue objeto de numerosos homenajes por parte de los simpatizantes independentistas y de los grupos de apoyo a los presos.
A pesar de que fue enjuiciado con el Código Penal de 1973, que permitía redenciones de pena más favorables para el reo, su reclusión se alargó por la aplicación de la "Doctrina Parot", que establece que estos beneficios deben aplicarse sobre la totalidad de los años de condena, y no sobre el límite máximo de cumplimiento (30 años).
El motivo fue que ?Gatza? protagonizó diferentes incidentes durante su estancia en prisión. El más grave fue un intento de fuga de la cárcel de Granada el 6 de marzo de 1993, cuando tenía 35 años.
Para la asociación de familiares de presos políticos vascos, Etxerat, José Maria Sagardui es un ?auténtico superviviente? de la política penitenciaria tras convertirse en el ?preso político más antiguo de Europa?.
Ante su puesta en libertad, el juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande Marlaska prohibió dos actos de homenaje a Gatza previsto para hoy y el próximo sábado en la localidad vasca de Amorebieta.
En los próximos días saldrán en libertad más presos políticos vascos.
El 1 de mayo lo hará José María Múgica Picabea, luego de cumplir su condena, y dos días después el histórico militante de ETA, Jon Aguirre Aguiriano,que padece graves problemas de salud.
Aguirre tiene 69 años y cumplió 30 años de prisión. En tanto, el 10 de mayo saldrán de prisión Andrés Errandonera Arruti y Estanislao López Aguiriano.
Sagardui vuelve a Zornotza y agradece los 31 años de apoyo
El preso político vasco que más tiempo ha pasado en la cárcel salió de Jaén a las 9.05 y llegó a casa tras controles de Guardia Civil y Policía y el acoso final de la Ertzaintza
Martxelo DIAZ
Tras permanecer casi 31 años en prisión, Jose Mari Sagardui Gatza, el preso político vasco más veterano, abandonó ayer la cárcel de Jaén. Salió con el puño en alto mientras escuchaba los gritos de apoyo (``Euskal presoak Euskal Herrira'', ``Aupa Gatza'') de sus vecinos llegados desde Zornotza en autobús tras viajar toda la noche.
Lo primero que hizo Gatza al llegar al aparcamiento de la prisión, eran sólo las 9.05, fue abrazar a su hija Goiztiri y a los demás allegados. Era la hora de comenzar el tan esperado retorno hacia Euskal Herria.
Entre los olivares de Jaén se quedó el despliegue mediático español y las exactamente catorce personas que secundaron la convocatoria de la asociación de víctimas de Francisco José Alcaraz, que ondeando banderas españolas se dedicaron a insultar a quienes habían llegado desde Euskal Herria. ``Etarras, cabrones, joderos (sic) en las prisiones'' e ``hijos de puta'' fueron los lemas más coreados. Además, pincharon repetidamente el himno español en un intento de provocación que no fue respondido por los vecinos de Gatza, que lógicamente tenían otras prioridades bastante más satisfactorias.
Brindis en Ciudad Real
Apenas una hora más tarde y un centenar de kilómetros más al norte, en Santa Cruz de Mudela, en plena provincia de Ciudad Real, Sagardui pudo brindar por fin con sus vecinos por su recién recuperada libertad. Lo hicieron en un bar al pie de la carretera N-IV, bajo el sol caste- llano. Se descorchó Moet Chandon y se degustaron la tortilla y el lomo con pimientos traídos desde Zornotza.
Allí, en el aparcamiento de un hostal del corazón de Castilla-La Mancha, Gatza hizo sus primeras declaraciones a los medios vascos, destacando que quería agradecer a Euskal Herria todo el apoyo que ha recibido en estas tres décadas de prisión.
Junto a ello, el ya ex prisioneros insistía en que queria recordar, a través de los medios, a todos los presos políticos vascos que permanecen entre rejas y a los refugiados. Y destacaba que se sentía con muchos ánimos tras dejar atrás la dispersión penitenciaria.
Sagardui tenía muy claro cuál era su prioridad: llegar a Zornotza cuanto antes para poder abrazar a su padre y a su madre, que debido a su avanzada edad ayer no pudieron desplazarse a Jaén por prescripción médica. A esas horas, a las 10.20, el único nubarrón que se cernía sobre la recién recuperada libertad de Gatza era la prohibición de su ongi etorri en Zornotza.
Pero lo que bajo el sol manchego parecía que iba a ser un día redondo, o casi redondo, comenzó a torcerse después de comer en una localidad de la sierrea madrileña, en las faldas de Somosierra. Tras tomar el café y emprender con fuerzas renovadas el camino hacia Euskal Herria, apareció la Guardia Civil.
Control y noticia
La cosa se complicaba. El autobús llegado de Zornotza y el vehículo en el que viajaban los periodistas vascos eran intercepta- dos en una gasolinera al pie de la N-I. El coche de los allegados de Gatza, otro tanto, un poco más adelante.
Como en cualquier «control rutinario», tras los guardias de tráfico aparecerían los agentes «antiterroristas». Hicieron bajar a todos los ocupantes de los vehículos, volvieron a identificarles por tercera vez en la jornada, y les registraron todas sus pertenencias personales antes de cachearles. También registraron los vehículos e hicieron que un perro los olfateara. Fueron dos horas parados en un rincón perdido de Castilla, dos horas teniendo que aguantar mal que bien las ganas de llegar a casa.
Los cohetes que se habían llevado para festejar la liberación del preso zornotzarra fueron el objeto de atención preferente, al igual que las banderolas a favor de la repatriación de los presos. Al final, la cosa no pasó a mayores. Se podía reemprender el camino. En la caravana iba también Miren Legorburu, de la izquierda abertzale.
Como no hay mal que por bien no venga, cuando la Guardia Civil volvió a dejar utilizar los móviles, llegaba una noticia inesperada a la caravana, una buena noticia imprevista: Antton Troitiño ha sido liberado. Precisamente su sobrino Mattin se encontraba entre quienes habían ido a recibir a Gatza hasta Jaén. Algunas personas decidieron dar media vuelta y recoger a Troitiño en Madrid. En un solo día, dos presos vascos menos en las cárceles españolas. Dos presos que acumulan 55 años de cárcel.
La extrañeza de O'Shea
Entre los periodistas que viajaron a Jaén desde Zornotza se encontraba David O'Shea, el cámara australiano que logró que Ignacio Camacho, número dos del Ministerio del Interior, no supiera qué responderle cuando le planteó la existencia de las numerosas denuncias por tortura presentadas en Euskal Herria y tuviera que recurrir a un ya famoso «Corta, corta». Se trata de un vídeo que ha recorrido el mundo en Internet.
Cuando O'Shea partió el martes por la noche en autobús de Zornotza, se le hacía difícil comprender por qué un grupo de personas recorría más de 700 kilómetros de ida y más de 700 kilómetros de vuelta para recibir a un preso que lleva más de 30 años en esa situación. El periodista llegado de las antípodas tampoco entendía por qué la Guardia Civil no le había dejado a él mismo dirigirse en Jaén a los seguidores de Alcaraz para intentar recoger sus motivaciones. «Es lo que se hace en todos los países del mundo, recoger las dos versiones», apuntaba. Ni lograba comprender por qué los agentes separaban a los periodistas vascos de los acreditados por los medios españoles. Él se encontraba en el lado malo, en el de los periodistas llegados desde Euskal Herria.
Le sirvió para constatar de manera directa que la solidaridad con los presos políticos vascos no sólo exige esfuerzo, sino que supone enfrentarse a la maquinaria del Estado español. Lo pudo comprobar ya en la madrugada del miércoles, nada más cruzar Despeñaparros, la frontera natural entre Castilla y Andalucía, y toparse con el primer control de la Guardia Civil. Allí se produjo la primera identificación por parte de los agentes, tras preguntarnos sorprendentemente si somos los perio- distas. Surge la duda absurda; si ya saben quiénes somos y a dónde vamos, ¿por qué nos identifican? ¿Y por qué nos vuelven a identificar al llegar al aparcamiento de la cárcel de Jaén? ¿Y por qué nos vuelven a parar después de comer?.
Un detenido
Finalmente, el viaje de regreso a Zornotza se retoma con buen humor y optimismo, bien entrada ya la tarde. Pasan los kilómetros de un paisaje muy conocido para los allegados de Sagar- dui: familiares, amigos, vecinos que han hecho ese viaje durante casi toda su vida. Boceguillas, Burgos, antes de entrar en Euskal Herria por Araba y dirigirse a la localidad vizcaina.
Pasado un último control en Burgos, esta vez se trata del «saludo» de la Policía española, se devoran los últimos kilómetros. La A-68 lleva al grupo hasta Zornotza, donde esperan muchísimos vecinos, pero también un despliegue imponente de la Ertzaintza, que toma casi todas las calles céntricas de la localidad.
José Mari Sagardui entra por fin a casa. El momento no queda a la vista de nadie, pero la emoción desencadenada se puede intuir. El represaliado sale luego a ese balcón que en los últimos días ha centrado tanto morbo mediático y retira simbólicamente el lema «Gatza askatu».
Pasadas las 22.00 y tras llevarse un montón de pancartas de la localidad, la Ertzaintza comienza a retirarse del pueblo, después de haber realizado algún amago de carga suelto y practicar la detención de un joven. La noche ha caído definitivamente, cerrando un día para recordar. Para José Mari Sagardui y los suyos atrás ha quedado un periplo iniciado en 1980 y terminado en 2011, pero que no ha quebrado sus convicciones ni ha acabado con su vida. Y atrás quedan también un montón de amigos esperando el día en que puedan emprender el mismo viaje que Gatza.
Antton Troitiño, libre por un recurso tras 24 años preso
Antton Troitiño, que ha pasado 24 años entre rejas, quedó en libertad también ayer desde la prisión de Huelva, según indicó a media tarde el movimiento pro-amnistía. En este caso, la excarcelación se debe a la aceptación de un recurso de la defensa por una cuestión técnica relacionada con el tiempo pasado en la cárcel como preventivo.
A Troitiño se le había aplicado recientemente la llamada «doctrina Parot», en virtud de la cual le alargaron la condena hasta 2017. Sus abogados recurrieron la decisión. Su liberación no guarda relación alguna con esa «doctrina Parot», sino con una lectura hecha por el Tribunal Constitucional en 2008 sobre los presos preventivos a los que se había impuesto esta situación por varias causas distintas, como era su caso.
En este sentido, el criterio aplicado al preso político de Intxaurrondo cuenta con el precedente del caso de Koldo Hermosa, el santurtziarra que ha recuperado en enero la libertad tras 23 años encarcelado. Esta decisión ha sido recurrida por la Fiscalía, que quizás haga lo mismo en el caso de Troitiño.
De hecho, esta excarcelación ya suscitó alguna polémica en la jornada de ayer. Después de ser difundida con cierto relieve por agencias de información, el responsable de Justicia y de Interior del PP, Federico Trillo, cargó contra el máximo tribunal español: «Es una vergüenza que el Tribunal Constitucional, que tiene que garantizar los derechos fundamentales de los españoles, se dedique a garantizar los derechos de los etarras», denunció en declaraciones a Europa Press.
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