domingo, 13 de marzo de 2011

Montoneros o amontonados, pero no es lo mismo.

La teoría conspirativa
Esto, aunque algunos lo estén disfrutando, dista mucho de ser una simple venganza de subversivos.
Por Fernando Lema

I) La Decadencia Moral
“La moral no se impone a las naciones mediante leyes, sino con el ejemplo”.
Leopoldo Augusto De Cueto
I .1)
El comportamiento de nuestra sociedad se asemeja cada vez más al de la ranita que, según la fábula, retozaba en el agua de una olla sin darse cuenta que la temperatura de la misma aumentaba de a poco. Es más, por momentos sentía que jamás había estado tan plácidamente a gusto, como en ese tibio elemento. Pero cuando el mismo llegó al punto de ebullición en el que supo que perecería dolorosamente, reaccionó desesperada sólo para comprobar que ya no tenía fuerzas, y no podría torcer su destino de banquete.
Esta falta crónica de percepción de la realidad que tenemos los argentinos, sumada a la desidia de una sociedad que evidencia fuertes síntomas de descomposición y que confía en que está todo bien por el mero hecho de “vivir en democracia”, aunque esta sea una burlesca interpretada por un elenco de delincuentes, ex terroristas y esquizofrénicos, debería ser materia de estudio para los especialistas en conductas sociales.
Edmund Burke, padre del pensamiento conservador moderno, afirmaba que “existe un límite razonable en el que la tolerancia deja de ser una virtud”. Es que no es natural que una nación potencialmente rica se encamine a su fragmentación o desaparición definitiva sin que sus integrantes intenten cambiar la historia. Y si concordamos en que no es natural, deberíamos caer en la cuenta de que estamos siendo objeto de una fenomenal conspiración, cuya concepción y alcances escapan a la comprensión del individuo medio.
I.1.1)
“…hace tiempo, cuando vendimos nuestro voto a ningún hombre, abdicamos de nuestros deberes; y para aquesta gente que érase una vez comando militar, repartido o legionario, o alto empleado civil, ahora se refrena y ansiosa espera apenas dos cosas: pan y circo…”
(Juvenal, Sátira Xma. 77-81)
Esta frase de Juvenal, acuñada hace casi dos mil años, describe cómo los emperadores romanos, practicantes de un primigenio populismo, distraían la atención del pueblo para que éste no se fijara en cuestiones políticas y de corrupción. Comenzó cuando Julio César ordenó distribuir granos de trigo a muy bajo precio entre las clases bajas, y gratis para los menesterosos. Esa costumbre, como todas, se fue trastocando con el paso del tiempo y las exigencias de un pueblo cada vez más degradado. Además, la distracción estaba asegurada, porque para ellos el espectacular Circo era gratis. Así fue como gradualmente, Roma fue perdiendo su poder hegemónico: cediendo primero su dignidad.
Sucede que cuando un pueblo pierde su dignidad, se convierte en un rebaño fácil de sojuzgar. Y nosotros ya hace algún tiempo que perdimos toda dignidad, para convertirnos en un amasijo de individuos manejados por inmorales. Tiranos que propugnan la acción de grupos violentos para que coarten impunemente el derecho de vivir en paz, trabajar y transitar libremente de la silenciosa mayoría. Pero eso sí: aquel que se queje por ese atropello, será tildado de facho o de criminalizar la protesta, aunque ésta sea en sí un acto criminal. Somos un grotesco panegírico de la anomia.
Juan Perón ya utilizó esta metodología, azuzando extremistas desde el exilio para que forzaran su retorno. Pero la misma conlleva el enorme riesgo de que los elementos más radicales se tornen inmanejables y quieran ir por más. Y cuando el precario equilibrio por alguna razón se pierda, la situación se les escapará de las manos, originándose refriegas donde los muertos empezarán a aparecer. Además, éstos no son Perón.
I.2)
Siempre fuimos un pueblo orgulloso de su historia y de sus próceres, pero hoy las encuestas son alarmantes. En un ejercicio anónimo, es decir sin que los alumnos deban suministrar sus nombres y apellidos, apenas la mitad de los cursantes del tercer año de la facultad de derecho de la Universidad Católica de Córdoba, asociaron el festejo del Bicentenario con la Revolución de Mayo; algunos aseveraron que se conmemora la declaración de la Independencia; en tanto que otros lo relacionaron con la “creación” de la Constitución y un 20% no supo qué responder. (1)
¿Queda claro que estamos hablando de futuros abogados, y en algunos casos, tal vez fiscales o jueces?
A nivel nacional, un relevamiento realizado por la consultora TNS Gallup Argentina, estableció en 2006, que la mitad de los encuestados no supo qué contestar a la pregunta “responda qué suceso histórico se conmemora cada 17 de Agosto”. Una proporción similar tampoco pudo hacerlo con el 11 de Septiembre (excepto, claro, “lo de las Torres Gemelas”).
El 40 por ciento no supo responder absolutamente nada acerca del 2 de Abril, y 3 de cada 10 desconocían qué es lo que se celebra cada 9 de Julio. Va de suyo que nadie sabrá decir qué pasó un 12 de Agosto. Los jóvenes argentinos en porcentajes graves desconocen el significado de las fechas patrias. Sólo saben que estas son propicias para que el pueblo, cada vez más ignorante, pueda gozar de fines de semana largos.
I.2.1)
En Argentina hoy sólo importa aquello que sea vulgar, transgresor o soez, careciendo de toda relevancia si es mediocre o infamante. Así es como la progresiva corrupción de los valores éticos, morales, cristianos y de costumbres, nos ha ido convirtiendo en una nación al garete y sin identidad, donde cualquier mostrenco es un ídolo, las calles son santuarios de menesterosos, y la fe cristiana es injuriada en “iglesias universales” germinadas en los fértiles almácigos de Langley. (2)
Nos hemos convertido en un sumidero en el que cada vez se hace más difícil entender que las normas, así sean de tránsito o consuetudinarias deben respetarse; donde los policías son insultados ante las cámaras de TV sin que éstos sepan cómo poner las cosas en su lugar; donde los estudiantes golpean o humillan a sus maestros y los piqueteros armados sitian una localidad, cortando rutas y calles, atacando fábricas, dependencias policiales y unidades militares.
Se han desvirtuado ineluctablemente las escalas de valores; se ha enseñoreado la promiscuidad, el consumo alarmante de narcóticos, la inseguridad y la perversión sexual, dando origen a crímenes cada vez más aberrantes ante la mirada de una población, entre aterrada y apática. Así, para quienes aún conservan ciertos principios morales, se les hará cada vez más difícil hacerse entender por una ciudadanía de idiotizados legos.
El constante sentimiento de crispación social exaspera los ánimos de las personas, convirtiendo lo que debiera ser cualquier intrascendente discusión, en una trifulca que nunca termina bien. Lo hacen los usuarios disconformes con una prestación o servicio, arremetiendo contra el empleado que los atiende; los automovilistas con el prójimo; los jóvenes a la salida de una discoteca o un partido de fútbol; y también los “transas” por el dominio territorial en los cada vez más grandes barrios marginales, donde un tatuaje que fue hecho “cuando estaba adentro” es exhibido con orgullo.
I.3)
En medio de esta debacle se agudiza la crisis parlamentaria por la impostura de la oposición, cuyos integrantes en lugar de abocarse a laborar en proyectos que apuntalen el bienestar de la Nación; o en el andamiaje normativo de un futuro mejor, siguen revolcándose en sus propias heces, desnudando sus miserias y disputándose lo poco que aún puedan manotear, como desvergonzadas meretrices. También son responsables de esta decadencia moral, evidenciando que han llegado al puesto que ocupan para negociar por veinte monedas de oro su propia dignidad.
Por mucho menos que esto, María Estela Martínez de Perón fue destituida con el mayoritario apoyo de la población, que ahora amnésica y estúpida, consagra cada 24 de marzo como “Día de la Memoria” (3). Su gobierno, que estaba jaqueado por un lado por la subversión, y por el otro por la Triple A, contaba entonces con el respaldo de Fuerzas Armadas con capacidad de preservar los supremos intereses nacionales. ¿Alguien podría afirmar que actualmente no haya grupos guerrilleros preparándose para cuando llegue el momento de actuar?
¿Hay distraídos que puedan creer que el ataque al RI Mec 3 de La Tablada, llevado a cabo en la madrugada del 23 de enero de 1989 por un ignoto MTP conformado por elementos argentinos, nicaragüenses y cubanos sucedió por generación espontánea? En realidad, a la mayoría de mis conciudadanos no les importa, porque sencillamente no recuerdan el hecho. Como tampoco les importa que quienes defendieran el cuartel, hoy estén siendo juzgados como criminales.
Cuando en el pasado los grupos guerrilleros atacaron a la Nación en general, y a sus instituciones armadas en particular, dirigentes políticos, juristas, sindicalistas, periodistas y población, apuntalaron el accionar de las fuerzas legales con las que se identificaban. Hoy tenemos un pueblo narcotizado, confundido e indefenso, que desprecia sus instituciones, merced a un gobierno que subvierte y divide. Y en esas condiciones, el futuro nunca puede ser alentador.
I.4)
Quizá uno de nuestros mayores errores históricos haya sido creer que esta banda de ex terroristas encaramados en el gobierno, sólo está vengándose de aquellos que en el pasado los derrotaron en la guerra que ellos mismos iniciaron; cuando en realidad se trata de malandras que utilizan la bandera de los DDHH y la tinellización de la sociedad para enriquecerse mediante impúdicos negociados, lavar dinero espurio, y entregarle una nación desarmada, desmoralizada y de rodillas a aquellos intereses supranacionales que les han allanado el acceso al Poder.
No estoy afirmando, ni mucho menos negando, que estos saqueadores de cabotaje trabajen para las multinacionales a sabiendas; por el contrario, cometen sus latrocinios sin medir las consecuencias de la causación del daño, porque no son más que peones de un inmenso tablero de ajedrez que los excede. Imbéciles depredadores de su propia tierra, que igual que la mayoría de los argentinos, no se perturban por el hecho de que haya niños que mueren de hambre en un país exportador de alimentos. (4)
No son estos miserables quienes en verdad deben preocuparnos, sino aquellos personajes que desde las sombras manejan sus hilos, y han realizado una minuciosa labor para que éstos estén ahora gobernando. Ese poder que detrás del Poder, sube o derroca gobiernos mediante revoluciones; unge dictadores en el tercer mundo, o los hace asesinar en un golpe de estado auspiciado por la prensa libre y las ONGs; el poder que mueve ejércitos al combate, pero no emite órdenes escritas; que promueve la ignorancia, las pestes, la desnutrición y consagra la concupiscencia que agusana las mentes y destruye familias, para convertir a una nación en un manojo de regiones.
Ese poder será imbatible si no hay una inquebrantable voluntad de vencerlo y un profundo amor a la Patria. Ese poder internacional, que tiene su basa argentina en el CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales) (5), es el que debería ser objeto de nuestros desvelos.
I.5)
Ningún legislador opositor o medio de comunicación, excepción hecha del periodista Christian Sanz, ha cuestionado la descomunal campaña de George Soros y su titánico lobby a favor de la despenalización de la tenencia drogas que además del ideólogo Verbitsky, entre otros serviles, obedientemente impulsan el impresentable Aníbal Fernández y el rarito Zaffaroni.
Por caso, sólo alguna que otra nota como las del diario La Nación hicieron referencia a declaraciones del ex embajador de Colombia en la Argentina, Jaime Bermúdez, quien advertía que despenalizarla, traería un incremento de la adicción a las drogas y no ayudaría a "combatir el narcotráfico, sino todo lo contrario". Aclaremos que no se despenaliza el consumo, sino la tenencia de drogas, con lo cual se facilita la eventual impunidad de los dealers. ¿Capisci?
Tampoco evalúan, los medios, la directa relación que tiene esta oscura movida con la feroz embestida política y judicial de desprestigio contra las FFAA y FFSS, únicas instituciones con que cuenta un estado soberano para combatir al narcoterrorismo y la anarquía sobreviniente. No es por azar que Argentina hoy sea tierra de nadie, en la que nuestros jóvenes viven idiotizados por sustancias, ni que los cárteles de la droga tengan protección tanto del poder político-administrativo como de la judicatura.
Esto no debería sorprendernos, pues los intereses multinacionales que manipulan por igual a gobernantes, medios formadores de opinión y servicios de inteligencia, jamás dejarían ejercer sus funciones a instituciones que sean indóciles, a dirigentes políticos con conciencia nacional, o magistrados honestos. Manipulan también nuestra cultura, ridiculizando a quien sea observante de las leyes y la familia tradicional.
Demócrito de Abdera, filósofo griego que vivió entre 460 y 370 a. C., y fuera cofundador del atomismo, solía decir que “todo está perdido cuando los malos sirven de ejemplo, y los buenos son motivo de mofa”.
I.6)
Íntimamente todos prevemos que cuando estos facinerosos pierdan las elecciones, o que aun habiéndolas ganado, por alguna razón se disgreguen y su poder se resquebraje, los grupos armados que están formando clandestinamente y las hordas del imparable Clan Moyano ganarán la calle, se tornarán inmanejables y comenzarán la pelea por espacios de poder, zamarreando la apenas hilvanada gobernabilidad.
Si a éste coctel le agregamos la escandalosa precariedad de nuestra economía y la necesidad urgente de un sinceramiento económico, sería de una supina ingenuidad albergar esperanzas de una solución democrática, toda vez que las democracias no prosperan donde hay caos e inseguridad jurídica. Además, en el espectro político contemporáneo, no hay dirigente alguno que tenga la capacidad, e inspire la confianza necesaria como para liderar la implementación de un “new deal” (6) que saque a la Argentina del infierno que se avecina.
Por caso, Cleto Cobos, el líder radical que ocupa el cargo de vicepresidente y abriga ciertas aspiraciones presidenciales, cuenta apenas con el tibio apoyo de algunos sectores de la clase media. Además, este personaje que sólo la política criolla podía haber engendrado, no ha tenido la aptitud básica para definirse en nada y sería absolutamente incapaz de regir los destinos nacionales. Como tampoco se puede tomar en serio a los ineptos que completan el cuadro, como Macri, Carrió, Rodríguez Saa, Solanas, Das Neves, Solá o Reutemann. Ni podríamos alegremente confiar nuestro país hipotecado a De Narváez o Ricardito Alfonsín.
Y si bien es cierto que a las FFAA les cabe la indelegable responsabilidad de velar por los vitales intereses nacionales, es sabido que han sido pavorosamente vencidas: nunca antes un enemigo les había infligido una derrota tan estrepitosa, quebrantado tanto su moral y desvirtuado sus gestas, endilgándoles culpas inexistentes y logrado que sus hombres no sientan orgullo por haber abrazado la honorable carrera de las armas. La aniquilación de éstas se debe a nuestra desidia, y cuando estalle otra vez la violencia, no podremos esperar que actúen. En esta ocasión estaremos solos.
Entre tanto, los señores oficiales superiores que conforman las conducciones de dichas fuerzas, y también los de las fuerzas de seguridad, policiales y penitenciarias, han coadyuvado en la absoluta subversión doctrinaria de los Institutos de Formación y en sintonía con esta sociedad de avestruces, priorizan sus abyectos intereses, condenando a sus viejos camaradas a la peor traición, abandonándolos en terreno controlado por el enemigo y colaborando con la nomenklatura como kapos de un Gulag donde se lleva a cabo el exterminio sistemático de soldados que combatieron a la guerrilla apátrida. Ellos no son presos políticos, sino prisioneros de guerra exhibidos para la gilada en parodias judiciales ante venales jueces y periodistas rastreros.
Y esto, aunque algunos lo estén disfrutando, dista mucho de ser una simple venganza de subversivos.
(1) Encuesta realizada el 11 de marzo de 2010 por el profesor de Derecho Constitucional de las universidades Nacional y Católica de Córdoba, Dr. Jorge Horacio Gentile.
(2) Langley, ciudad del condado de Fairfax, en el estado de Virginia, es conocida como “la ciudad dormitorio”, pues allí van a pernoctar los funcionarios que trabajan en Washington DC. También es asiento del Cuartel General de la CIA.
(3) La Opinión, uno de los diarios más “progres” de la época, rezaba en su primera plana: "Los tres comandantes rechazaron las propuestas del Gobierno". "La agonía del régimen ahogó los últimos intentos políticos de conjurar la crisis"
La Razón, en su primera página anunciaba: "Las Fuerzas Armadas han asumido hoy el ejercicio del Poder". "Caducaron los Mandatos Políticos, se Disuelve el Congreso y se Remueve a los Miembros de la Corte Suprema".
Crónica decía: "Asumió la Junta: Isabel custodiada". Clarín, comunicaba la llegada del "Nuevo gobierno". En tanto que La Nación se refirió a la situación lacónicamente: "Las Fuerzas Armadas asumen el poder; detúvose a la Presidente".
(4) En una nación en la que se han instituido el clientelismo y la desnutrición, por la cual más de 2800 niños mueren al año, el ministro del Interior, Florencio Randazzo, se presenta en público ostentando un reloj Vacheron Constantin de $110.000.-
(5) El CELS de Verbitsky reconoce entre otros “benefactores” a las siguientes fundaciones: AVINA - Buenos Aires, del grupo Bilderberg*; Embajadas de Holanda y de Gran Bretaña; Foreign Office de Gran Bretaña; British Council, Gran Bretaña; Fundación FORD de Estados Unidos; Open Society Institute , de George Soros en Estados Unidos.
* En el capítulo VI nos referiremos al Grupo Bilderberg.
(6) NEW DEAL, o lo que sería para nosotros un Nuevo Trato, es la denominación que el presidente Franklin Delano Roosvelt le diera a su plan de medidas, implementadas para rescatar a los EE.UU. de la Gran Depresión que sucedió al quiebre de octubre de 1929 de la Bolsa de Nueva York. La caída de Wall Street tuvo un efecto dominó en la economía mundial, originando una década de desempleo y miseria. El programa de Roosvelt, en esencia, amalgamaba drásticas medidas económicas con una fuerte dosis de CONFIANZA, elemento más que fundamental para reconstruir lo que está arrasado. Las unas sin las otras, jamás hubieran podido llegar a buen término.
II) La Guerra Sin Fin
"La conquista del poder cultural es previa a la del poder político y se logra mediante la acción concertada de intelectuales orgánicos infiltrados en todos los medios de comunicación, expresión y universitarios”.
Antonio Gramsci
II.1)
El Hombre tuvo que aprender a combatir para poder alimentarse, procrearse y sobrevivir antes que a dialogar o a amar a Dios por sobre todas las cosas. La guerra es entonces, inmanente a su esencia.
También en una sociedad, como construcción humana que es, suelen suscitarse conflictos emergentes de la firme contraposición de opiniones en ciertos campos que son sensibles a la naturaleza misma de la comunidad. Así presentada, la “guerra cultural”, puede darse entre dos o más facciones, conocidas genéricamente como conservadoras las unas y liberales o progresistas las otras; distanciadas entre sí por profundas diferencias de índole ideológica.
Por eso sus batallas son libradas en el terreno más fuerte, y a la vez, más vulnerable del hombre: su mente. En función de esto, es convenientemente llevada al plano de la controversia multitudinaria -el ser humano/masa no es espiritual ni razona-, convirtiéndose en un tema repetido hasta el hartazgo en procaces y tendenciosos medios informativos, y en comunidades políticas, pseudoacadémicas y sexistas. En esta guerra se combate utilizando indiscriminadamente la manipulación sicológica, no siendo sus tópicos temas económicos ni políticos, sino culturales, por cuanto afectan la creencia de los hombres en la Ley Natural, y su discernimiento entre el bien y el mal.
Verbigracia, la recientemente votada ley que admite la conyugalidad de homosexuales, nació en virtud de aprietes y sobornos que buscaron un execrable rédito. Quienes se opusieron fueron -y son- denostados por los “medios” y las comunidades, siendo pasibles de ir a proceso por “discriminar”. La raíz de esta forma de operar la hallamos en el relativismo ético, que muchos peleles ven como condición esencial para la supervivencia de la democracia, pues postula el respeto mutuo y la tolerancia entre las personas.
No sería aventurado opinar que pronto debatiremos por la legalización del aborto y, por qué no, por la libertad sexual con niños o mascotas. Las confrontaciones de este tipo, que prima facie pueden parecer risibles, han dejado de ser una lucha entre el bien y el mal para convertirse en los síntomas inequívocos de un proceso metástico con enormes y graves consecuencias sociales.
Pero si siempre fuera así, cualquier mayoría de votos que se diera en un determinado momento, se convertiría en fuente última e inapelable del derecho; en tanto que la Historia halla innumerables episodios demostrativos de que las mayorías pueden equivocarse.
“La verdadera racionalidad no queda garantizada por el consenso de una mayoría, sino por la transparencia de la razón humana ante la Razón creadora y por la escucha de esta Fuente de nuestra racionalidad. Cuando están en juego las exigencias fundamentales de la dignidad de la persona humana, de su vida, de la institución familiar, de la justicia, del ordenamiento social, es decir, los derechos fundamentales del hombre, ninguna ley hecha por los hombres puede trastocar la ley natural escrita por el Creador en el corazón del hombre…” (7)
Sin mencionarla de manera directa, Benedicto XVI se refiere a la metodología subversiva para infiltrarse en los núcleos sociales. Pero, ¿es anacrónico hablar en el Siglo XXI de subversión? ¿Qué es la subversión?
II.2)
Subvertir es trocar los valores morales, culturales, políticos, etc. de una sociedad, por otros que integran una concepción político-social marxista. Stricto sensu, es una forma de guerra moderna, sistemáticamente organizada, que mediante procedimientos insidiosos, en ocasiones con forma de penetración intelecto-cultural y a veces, como en el caso argentino, con métodos violentos, se orienta a la toma del Poder por asalto.
Encuentra condiciones propicias en momentos de crisis política o económica, pero crece rápidamente al amparo de la total o parcial ausencia de moral, sembrando la confrontación entre los más necesitados; y a su vez, entre éstos y otros sectores de la sociedad, como los empresarios, productores agropecuarios, las instituciones castrenses, la justicia, la educación, la religión, es decir, contra los pilares de la sociedad. Por eso, cuando una nación preserva sus valores morales, es imposible de doblegar.
En Argentina, la Guerra Antisubversiva no finalizó, ni mucho menos. Ha mutado el Teatro de Operaciones; y la subversión, ha variado su estrategia. En ese sentido, deberíamos advertir que no son frutos naturales del desarrollo de nuestra sociedad el obsceno matrimonio entre degenerados, los ataques a la Iglesia y a la clase productiva; la degradación de los valores nacionales y de la enseñanza; la aparición de movimientos indigenistas; ni el permanente escarnio a las instituciones armadas.
Este sapo que nos quieren hacer tragar como progresismo evolutivo hacia una sociedad mejor, constituye la avanzada de un plan operacional subversivo de envergadura mayor, orientado a desmantelar por completo los sistemas de defensa nacional, tanto en lo territorial como en lo social.
Y la Justicia, que debería mantener su imperium como en toda sociedad organizada, ejerciendo control de constitucionalidad y equilibrio republicano, permanece prostituida cínicamente por poder político, relegando a jueces y fiscales a un rol que ya ni siquiera inspira desprecio, sino más bien, una suerte de repugnancia y vergüenza ajena.
En cuanto al Cuarto Poder, como tal ya no existe desde que los formadores de opinión son comprados y “apretados” sin pudor alguno por los Amos de la Verdad. Si el periodismo tuviera las manos limpias podría hacer verdaderas investigaciones, para que conozcan aquellos que no la vivieron, y recuerden los idiotas útiles que la vivieron pero miran para otro lado, cómo fue en verdad el accionar subversivo en Argentina, dejando así en evidencia los desvíos de la justicia prevaricadora.
Material para documentar la información hay de sobra; sólo hay que tener la intención de hacer algo; aunque para ello deban dejar de lado lucrativas prebendas. Su inacción es tan o más nociva que el artero accionar de quienes gobiernan, y con ellos son corresponsables de nuestro oscuro porvenir, pues no se limitan a desinformar: también callan vergonzosamente.
Aunque no nos animemos a decirlo, si permitimos que nos sigan hundiendo en la ciénaga y dividiendo, tarde o temprano estaremos inmersos en una guerra secesionista como la que asoló en los 90 a los Balcanes. Una guerra social entre pobres, con palos, piedras y tumberas, que fraccionaría a la otrora próspera e insolente Argentina, hasta convertirla en un puñado de republiquetas fácilmente sometibles. (8)
Pero las cosas no suceden por azar.
(7) Palabras del Papa Benedicto XVI a los miembros de la Comisión Teológica Internacional.
(8) Para Harry Ferns, la única forma en que el Imperio Británico podría someter a la Argentina y destruir al peronismo, en tanto éste es el mayor movimiento de raíces nacionalistas, será mediante una “guerra civil devastadora”. Así lo menciona en La Argentina, Sudamericana, 1971, Tomo I, pág. 247.
FIN DE LA PRIMERA PARTE

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