miércoles, 20 de octubre de 2010

La Fundacion Ford, hembristas y el aborto.

Aborto, violencia y la Fundación Ford

Escándalo y violencia en Paraná, Entre Ríos, donde abortistas no toleraron pronunciamientos contrarios. Consignas anarkistas y anticatólicas. Los grupos que buscan la continuidad revolucionaria de los 70.

Por Carlos Manuel Acuña


No falto nada ni nadie en este paso adelante y cargado de ideologismo para bregar por el aborto. Tampoco estuvo ausente la violencia, la defensa del amor libre, el lesbianismo y un ataque formal contra la Iglesia Católica y otros credos religiosos. Las mujeres cuando son activistas se expresan de manera por demás contundente y un puñado de ellas puede generar la apariencia de una multitud enardecida. Lo cierto es que las comisiones que trabajaron en el reciente XXV Encuentro Nacional de Mujeres que se realizaba en Paraná, capital de la provincia de Entre Ríos, se disponía a concretar varias conclusiones contrarias al aborto, tal como sucedió hace un tiempo en Tucumán.

Sin embargo, a medida que avanzaban las deliberaciones éstas fueron interrumpidas con inusual violencia por grupos abortistas que llenaron las paredes con sus consignas que eran de variada factura y excedían el tema central bajo análisis. Así, las pintarrajeadas defendieron al anarkismo, el amor libre bajo cualquier variante, atacaron a la Iglesia y al Papa, al concepto de familia y desplegaron una serie de argumentos clásicos de lo que hoy día se llama progresismo. Pero los hechos fueron más allá. Por ejemplo, a la señora Mabel Benegas de Murmi que formaba parte de los grupos de trabajo que funcionaron en la Escuela Sarmiento, la amenazaron de muerte y para que no tuviera dudas, la arrojaron al suelo, la patearon, la arrastraron tomándola por los pelos y le dijeron que si permanecía en el lugar "te vamos a matar". Todavía hoy, a una semana de los sucesos, debe reponerse de sus graves heridas en una clínica de su Mendoza natal. Con la visión afectada por el gas pimienta con el que le rociaron los ojos cuando quedó desmayada en el suelo, pudo al menos firmar la carta en la que hizo su relato que, de hecho, es una formal denuncia de estos acontecimientos.

Curiosamente, ningún medio se hizo eco del sorprendente vandalismo que alteró la tranquilidad del fin de semana entrerriano que deparó otras sorpresas de obvio contenido político. Por ejemplo, cuando las afectadas recurrieron al Defensor del Pueblo Adjunto provincial, señor Pablo Donadío, éste declinó intervenir en el conflicto que ya se había extendido mediante grandes destrozos en la Escuela Olegario Andrade, en tanto surgían amenazas de ingresar en las Iglesias en cuyas paredes aparecieron consignas pintadas de manera coordinada y que expresaban pensamientos como "Ni Dios ni amo, ni marido ni partido" u otras muy precias de contenido irreproducible.

El factor político quedó registrado por el tono de los cánticos y las letras que a los más memoriosos les permitió recordar los gritos y estribillos clásicos de las organizaciones terroristas de los años setenta y las que hoy día esgrimen los grupos de izquierda a los que no podemos definir como remanentes sino como un nuevo esquema de movilización pública.

El Congreso contó con variados auspicios. Entre ellos el INADI, el ministerio de Desarrollo Social, el Consejo Nacional de Mujeres, el gobierno de Entre Ríos, es decir, de Sergio Uribarri, el financista internacional George Soros, que promueve a las movilizaciones de izquierda y apuntala al negocio millonario de los "derechos humanos", a la británica Human Wraight y a la politizada Fundación Ford que vinculada con específicos intereses norteamericanos, respalda a figuras defensoras de las organizaciones guerrilleras setentistas, como por ejemplo, el agente de inteligencia Horacio Verbitsky de conocida trayectoria. De allí que lo ocurrido no debe llamar la atención como tampoco el silencio de todos los relacionados con las deliberaciones que no responden a los objetivos de quienes indujeron a los atacantes para alterar los resultados adversos. Esperaban otra cosa y no admiten que se impongan las posiciones opuestas.

A esta altura de las informaciones y del contenido del problema, es fácil observar que el tema forma parte de un andamiaje ideológico y político que marca la continuidad de todo un proceso mucho más amplio y que, sin descanso, apunta a establecer modificaciones sociales y culturales bajo cualquier circunstancia. La promoción de la homosexualidad como acaba de concretarse entre nosotros con el inconsulto casamiento falsamente definido como igualitario, es un componente que concurre al desarrollo de lo que comentamos y que después del paso de los días y de las semanas, cae en un acostumbramiento que durará hasta que surja otro hecho de igual trascendencia negativa y que será respaldado por el silencio de quienes no deben callar y por la mirada a un costado de los políticos y dirigentes que, entretenidos en hacerse del poder, se muestran ajenos a una nueva realidad que poco a poco se impone sobre todos nosotros.

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