Red Patriotica Argentina |
Guillermo Rojas “El anarco-capitalismo global se manifiesta especialmente en eldesorbitado funcionamiento de los mercados financieros, sólo guiado por un afán de lucro exagerado y ajeno no sólo a vinculaciones morales y de ética profesional, sino también a las mismas exigencias de la eficiencia y eficacia económicas. Es ineficaz, pues no logra producir suficiente riqueza social; es ineficiente, ya que lo hace a un enorme costo humano (desempleo, marginalidad, crisis familiar) y material (quiebras, caída del producto bruto, etc.)”. Estas sorprendentes afirmaciones aparecidas en el diarioClarín, no son de ningún crítico del capitalismo global sino de uno de los personeros más cínicos del menemismo, el ex ministro de la Corte Suprema de Justicia durante aquel infausto período, precisamente en el que se impuso definitivamente la versión de ese capitalismo global para consumo argentino o mejor dicho para consumirnos a nosotros. El articulista agraviado por el supuesto desorden del capitalismo y el costo humano que impone, no es nada más ni nada menos que Rodolfo Barra. Ahora reconvertido subrepticiamente, se ha vuelto Kirchnerista como su ex jefe. La amnesia le impide recordar los tiempos y los hechos cuando avalaba las resoluciones económicas impuestas por el súper ministro Cavallo, que a su vez imponían el clepto-capitalismo del Peronismo de entonces En la nota, el mencionado personaje hace de apologeta de nuestra Presidente, quien criticó el actual desorden financiero en la reunión del G-20, convirtiéndose, también ella y en esa ocasión, en una consagrada apóstol del capitalismo, pretendiendo ingenuamente dar cátedra a los tiburones internacionales sobre las virtudes de dicho sistema de esclavitud y dominación. Pero Cristina Kirchner por lo menos tiene un mínimo de vergüenza; reconoció subliminalmente que en su juventud militaba en otras aguas muy contrarias. Aunque no lo dijo, debemos recordar que en ese entonces la Presidente era activa militante del “socialismo nacional” y alentaba verbalmente y con su presencia en las manifestaciones - envuelta en una bandera – a los “compañeros” de la “lucha armada”, cuando en esos tiempos intentaban imponer a sangre y fuego la “patria socialista” (aunque hace ya tiempo que se adelantaron a la conversión de su Jefa). Pero hete aquí que Rodolfo Barra – ex Tacuara - y autor de la nota llamada “Para Domar al capitalismo anárquico”(Clarín, jueves 8 de diciembre, Pág. 38), es el mismo que en aquel entonces - los años 90 - se encontraba metido hasta las verijas en las aguas, no precisamente claras, del capitalismo salvaje y hoy sale a compadecerse del costo humano del mismo y hasta pretende recetar soluciones apelando a las mas desacertadas recomendaciones del Vaticano como son las que emergen de la último encíclica Caritas et Veritate que propone el gobierno mundial como solución a las cíclicas crisis financieras. Nos dice el hoy kirchnerista Barra: Para domar al hasta ahora capitalismo anárquico Benedicto XVI auspicia la creación de un marco jurídico global, el que sólo puede ser producto de una autoridad política global, guiada por los mismos principios de subsidiariedad, federalismo, representatividad, democracia y neutralidad que rigen -o deberían regir- en las comunidades nacionales. O sea apagar el fuego con nafta y poniendo de bomberos a los máximos responsables e incendiarios. De Barra no nos sorprende en lo más mínimo, porque hace ya varias décadas que se olvidó de las clases del Padre Julio Meinvielle sobre la “Concepción Católica de la Economía”, pero lo que afirma deja a las claras que los desaciertos del Vaticano no son gratuitos, se pagan caros y más cuando existe gente agazapada tanto dentro como fuera de la Iglesia ( tuvimos hace poco el caso del documento del Dicasterio de Justicia y Paz), tratando de utilizarla como aparato de validación o blanqueo del Nuevo Orden Mundial. Éste no es otra cosa que la antesala de la autoridad política global que tan confusamente propone SS. Benedicto XVI, como desea fervorosamente Barra, que de antemano sabemos, por experiencia de la Historia Universal, que no será ni federalista, ni neutral ni representativa sino simplemente peor de lo que hoy existe en las relaciones entre las naciones: será directamente tiránica, pero bendecida por la jerarquía de la Iglesia. |
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